martes, junio 22, 2021

LA VIDA ES UNA TÓMBOLA

Un día llegó el señor echando chispas y se encerró en la oficina con la contadora, le pidió a su auxiliar que saliera. Los gritos se escuchaban hasta afuera. Al poco rato salió la contadora enojada azotando la puerta, la habían corrido. Claudia nos dijo que eso pasaba siempre, así corrían a la gente, de un momento a otro, que no nos confiáramos. La auxiliar ahora se quedaría en lugar de la contadora.

Nosotros no teníamos mucho trato con ellas, su oficina era la única que siempre tenía la puerta cerrada y al parecer tenían prohibido relacionarse con los demás, por la confidencialidad de la información que manejaban. Eso nos contó a Roberto y a mí la auxiliar. Cuando la dejaron sola le dijeron que le darían el mismo sueldo que la contadora y le contratarían ayuda. A la fecha ninguna de esas cosas había pasado. Por esa razón ya no le importaba saltarse la instrucción de no relacionarse con los demás. Yo empecé a llevarme muy bien con ella y como siempre se quejaba de que tenía mucho trabajo, y yo tenía mucho tiempo libre, le ayudaba por las tardes, a escondidas. Así me enteré de que había un despacho externo que veía lo de los impuestos y la nómina, ella solo hacía lo que se conocía como “talacha”.

Por mi parte había empezado a intercambiar cartas con contactos de las revistas, para eso había rentado un apartado postal en la oficina de correos del centro, no quería que la correspondencia llegara a la casa y Lis la descubriera, no estaba preparado aun para ser descubierto. En ocasiones quedaba de verme con alguien a la hora de la comida y no iba a comer a la casa. Un día al volver de una de esas citas, me dijo Roberto muy serio que quería hablar conmigo. Me dijo que me había visto sentado en las bancas de la plaza de armas platicando con alguien; nervioso le dije que si, que era un amigo. Me dijo “sólo como comentario” que esas bancas las utilizaba la gente “de ambiente” (así se nos les decía entonces) para ligar; que no me sorprendiera si alguien se confundía, se me acercaba y pasaba lo mismo que con Diana, nos reímos, yo de nervios; no sabía eso, con todo y que para eso las estaba utilizando yo también.

El tiempo voló y llegó septiembre. El 16 cayó en domingo por lo que el sábado 15 trabajamos sólo medio día. Planeamos irnos a comer todos juntos para celebrar la independencia, y nuestra tarde libre. Roberto no quería ir, le insistí hasta que aceptó. Fuimos a “El último tren” una especie de cantina famosa, donde pagabas la bebida y te daban botanas hasta hartarte, nos cooperamos para comprar una botella. Al calor de los tequilas y motivado por el ambiente, por lo a gusto que me sentía platicando con Roberto, le dejé entrever “mi condición”, su reacción fue reírse y decirme que ya lo sabía, pues estaba en la misma condición. Yo no me esperaba eso, creo que como mi membresía era relativamente nueva, aún no me activaban el radar, el "gaydar". Brindamos y desde ese día nos convertimos, en compañeros de trabajo, amigos, confidentes  y cómplices.

A las pocas semanas la escena de la contadora se repitió. Un sábado por la tarde el señor llegó enojado a encerrarse con la de contabilidad. Al poco rato salió y se acercó a mi lugar, me preguntó si yo había estudiado contabilidad, le dije que sí. Me dijo que "la vieja esa" había renunciado, que si quería quedarme con su puesto, le pregunté si con aumento de sueldo, me dijo que si, acepté. Me dijo que el lunes me entregaban el puesto pues no había querido quedarse ni a terminar la quincena. Ese fin de semana no dormí de la emoción, un ascenso en tan poco tiempo. Ya había planeado lo que haría con el incremento de sueldo.

El lunes hasta llegué más temprano, sólo para decepcionarme en ayunas. Ya estaban el señor y la señora, encerrados en la oficina de contabilidad, le estaban entregando el puesto a la que se iba a quedar en su lugar. Al salir nos presentaron a la nueva contadora. Antes de irse el señor se me acercó y me dijo que le siguiera echando ganas, que yo estaba bien ahí, que ya saldría algo después. Iluso de mí, pensé que al menos recibiría una explicación. Con el tiempo nos enteramos de que la nueva era hermana de una empleada de una de las tiendas, empleada que se rumoreaba había tenido sus queberes con el señor, iba bien recomendada, no podía competir yo con eso.

Los sábado eran días de fiesta. Los señores se iban al rancho por lo que al no estar el gato...Desde temprano el mensajero iba por el desayuno, las tortas de carnitas, de mole con arroz o los días de quincena de "El Mago". Al medio día los gaspachos o los churros con crema y queso.

El personal del laboratorio fotográfico hacía limpieza de sus máquinas y todo el día nos ambientaba poniéndonos música de Pancho Barraza, La Banda Cuisillos, La Pequeños, El Recodo, La Banda el Limón y ya por la tarde de Arjona. Como nosotros éramos "los de la oficina" ellos también hacían la limpieza de nuestros lugares los días lunes.

Un lunes no nos dejaron entrar pues aun no terminaban con la limpieza. Roberto y yo nos quedamos en la oficina de la señora platicando con Diana y Claudia, hasta que nos dijeron que ya podíamos pasar. Al entrar a nuestra oficina casi me voy de espaldas al ver quién estaba terminando de hacer el aseo. Era Mariela. La misma Mariela de la florería, la que se creía dueña, la que me iba a despedir si faltaba  otra vez. Me vio y pude notar también la sorpresa en su rostro, pero mientras el mío reflejaba orgullo, el suyo lucía apenado. Platicamos brevemente de las coincidencias y tal; ese día, me dijo, empezaba a trabajar en la tienda; como era su primer día la habían mandado a hacer la limpieza de todas las áreas a ella sola.

No pude evitar pensar en las vueltas que da la vida, ella que en una vuelta se había sentido superior a los demás, superior a mí, por tener un mejor puesto; en esta vuelta estaba frente a mi exprimiendo del trapeador el polvo de las suelas de mis zapatos, mi yo soberbio se infló como guajolote. En una de esas eso le pasaría a la nueva contadora, a la que me había agandallado el puesto; finalmente, pensé, la vida es una tómbola.

No hay comentarios.: