martes, marzo 18, 2008

Perdido en el espacio...y no el de Tatiana.

Hace un mes parecía que el panorama se estaba aclarando, parecía que las cosas de nuevo estaban tomando su curso y estaba a nada de que se terminara la mala racha, hoy de nuevo estoy aquí temiendo que mi destino es esperar, esperar y esperar sin saber bien que es lo que espero y si en verdad llegará.

Aunque no me puedo quejar, al menos no demasiado, en este mes que he estado debajo de una piedra y que no me he parado por León (por cierto, sospecho que no falta mucho para que se den cuenta de que no me he parado por el trabajo y me dejen de depositar) me la he pasado bastante bien, aunque he tenido mis días, esos días en los que deseé no haberme levantado de la cama.

A finales del mes pasado hicimos un viaje relámpago al DF, pues la prima quería que mi PP y yo le hiciéramos un favor a su jefe, por lo que nos patrocinó un fabuloso viaje de un día con todos los gastos pagos; apenas y alcanzamos a ir al museo q está en el zócalo, por cierto me gustó mas la construcción, iluminación y ambientación que la exposición en sí.

El 4 de Marzo fue nuestro aniversario y no supimos si besarnos en la cara o en los labios, no hicimos nada especial, él está trabajando mucho y ahora me toca a mi entender, pero lo celebramos juntos y es lo que importa, la fecha es lo de menos.

El 10 de Marzo cumplí mis primeros 30 años de vida, tenía planeado quedarme todo el día en cama y pretender que ese día no había pasado pero desde temprano me despertaron los mensajes en mi cel y aparte me hicieron de comer y el pastel y todo el numerito, por lo que no me quedó más que celebrar.

Aunque fue extraño que no pasara nada después, me refiero a que sigo teniendo los mismo achaques que tenía a los veinte y me sigo sintiendo igual de viejo que a los 25, nada cambió, nada pasó. Antes del acontecimiento si estuve pensando en todos los planes que tenía para cuando tuviera treinta, en los que soñaba cuando niño y todo eso que no he podido hacer; pero después me relajé y me di cuenta de que hay más tiempo que vida y que he hecho mucho más de lo que pude haber imaginado y que aunque no esté viviendo la vida de mis sueños, tengo lo suficiente para, si así lo deseo, ser feliz.

Un millón de gracias a todos los que pasan por aquí y un millón extra para los que dejan sus comentarios.