I want to live forever young

Y si, uno piensa que va a ser joven toda la vida hasta que algo pasa que nos saca de nuestro error. Y es que toda mi vida no le había prestado atención a mi salud, he tenido la fortuna de no ser demasiado enfermizo por lo que estaba confiado de que siempre iba a ser así. Hasta hace algunas semanas, justo unos días antes de irnos a Acapulco, que me enfermé e hice lo de siempre, me auto mediqué pensando que como siempre se me iba a pasar, sin embargo lo único que pasaban eran los días y yo seguía igual.

Hasta que mi PP me arrastró al doctor y su diagnóstico me asustó, lo de la enfermedad era lo de menos, tenía una infección en la garganta y unos nódulos inflamados, nada que antibióticos no pudiesen aliviar. Pero traía la presión demasiada alta, me dijo que podía ser por lo de la automedicación o por la infección y tal; pero después de hacerme un chequeo general y de hacerme algunas preguntas me dijo que lo más probable es que sufra de hipertensión, que por la medicina que me estaba recetando tenía que esperar a que se me quitara lo de la infección para dar un diagnóstico, pero que mientras tanto no estaba de más que empezara a perder peso y a cuidar los excesos, porque aunque todavía estoy joven, eso lo hace aún más peligroso.

Ahora estoy esperando a que se llegue la fecha de la próxima cita a ver que me dice el doctor, pero por lo pronto lo que había empezado como una cuestión de vanidad ya se convirtió en una cuestión de salud y ahora si me he tenido que despedir de los panes, los pasteles y las harinas en general, de las grasas y de mi costumbre de saltarme las comidas pensando en que es la mejor opción para bajar de peso. Y sobre todo, estoy disfrutando al máximo mi última cajetilla de cigarros.

Ahora si ya comprobé en carne propia que es cierta una cosa más de lo que se dice en una de mis pelis favoritas Efectos secundarios, acerca de lo de cumplir 30: “Come frutas y verduras; neta, vete acostumbrando a que no vas a poder comer garnachas toda la vida”.