martes, marzo 27, 2007

Es que es cierto, en la vida real no hay finales felices; las cosas no siempre salen como uno quisiera, y cuando salen como uno quiere no siempre es para bien; muchas veces uno se equivoca y lo que parece la solución perfecta a todos sus problemas, a la larga termina convirtiéndose en un problema más; no hay recetas mágicas; no hay soluciones fáciles; todo tiene un costo; por muy sencillas que las cosas parezcan en ocasiones, siempre terminan complicándose.

No quiero sonar como un amargado, no quiero parecer pesimista, pero es que las cosas son así, y es muy difícil mantener una buena actitud cuando uno va dando tumbos y chocando contra las paredes de la vida misma, cuando uno cree que la vida la tiene resuelta y uno se da cuenta de que no es así, de que la vida nunca se resuelve.

Y es que siempre muy en mi interior había albergado esa esperanza, muy en mi interior mantenía esa ingenuidad, debajo de todas esas capas de cinismo, indeferencia, sarcasmo y hastío, debajo de esa caparazón, debajo de ese escudo permanecía oculta esa última ilusión, la ilusión de que no todo era tan malo, de que podía seguir viviendo en mi burbuja, creyendo aún en unicornios que vivían plácidamente al final de un arcoiris de colores brillantes con tesoros escondidos; mantenía encendida esa vela, esa vela que resguardaba y protegía de todos los vientos que intentaban apagarla, la vela de la fe, de la confianza.

Y es que es cierto, quizá la princesa encontró a su príncipe y creyó que ahora que ya no estaba sola todos sus problemas iban a desaparecer, pero la princesa y el príncipe no vivieron felices para siempre jamás, porque no hay un siempre jamás, porque todo se acaba, TODO se acaba; por que no basta con que la princesa haya encontrado al príncipe para encontrar su felicidad, porque con la convivencia diaria quizá la princesa se dio cuenta de que el príncipe no era tan maravilloso ni tan perfecto como ella se lo imaginaba; porque quizá la bruja se derritió, o se la tragó el espejo, o la aplastó la casa, pero después apareció otra bruja, y quizá la princesa pudo vencerla, pero las brujas siguieron apareciendo, y la princesa tuvo que seguir luchando, hasta que se cansó de esperar que las brujas dejaran de aparecer. Entonces se dio cuenta de que estaba sola, de que a pesar de que estaba junto al príncipe estaba muy sola, y fue entonces que lo entendió, que tuvo que abandonar el libro de cuentos en que vivía y chocó de frente con la realidad, y le pasó lo que a Condorito, fue tan fuerte la impresión, fue tan grande la sorpresa que se fue de espaldas y sólo se escuchó un estrepitoso ...

1 comentario:

Craving Oxygen dijo...

la realidad si pega duro pero a veces se necesita un poco de inocencia para apreciar las cosas bellas de la vida... y es verdad no todo puede ser tan malo, solo es cuestion de tener fe, no dejes que se apage la vela...
abrazotes ... =)