lunes, marzo 12, 2007

Al mal tiempo buena cara.

Siempre me he identificado con esa frase y he vivido poniéndola en práctica, pero parece que ahora estoy viviendo lo opuesto “Al buen tiempo mala cara”, y es que es demasiada responsabilidad, eso de saber que todo está bien, que las cosas no podrían estar mejor, que estás viviendo tu sueño y que eres el único responsable de que el sueño continúe o se acabe.

Es el saber que el sueño se va a acabar, es tomar conciencia de que por mas que no me guste pensar siquiera en la idea, todo tiene un principio y un fin, desde lo más trivial y cotidiano como el día, como la noche, como un helado, como una serie de televisión, hasta lo más trascendental como la vida misma.

Sé que estoy relativamente joven aún como para ponerme a pensar en el final de mi vida, pero es algo que no puedo evitar, y eso me lleva a pensar en como la he vivido, siempre esperando, siempre deseando y nunca disfrutando, cuando siempre ha habido cosas que disfrutar, desde el que no haya tenido que pasar carencias en mi niñez, hasta que mi buena suerte, mi buena estrella combinada con mi inteligencia me hayan permitido hasta el día de hoy lograr y conseguir todo lo que realmente quiero conseguir y lograr.

Y es extraño, porque escucho que cuando la gente piensa en la muerte o la experimente de cerca, siempre piensa y se propone vivir la vida y disfrutarla sabiendo que se va a acabar y que no es retornable, pero a mi ese pensamiento me produce lo contrario, me da una flojera, me da hueva.

Pienso en que todo se acabará y me pregunto qué caso tiene? Que caso tiene el tratar de vivir mejor, el disfrutar las cosas, si llegará el día en que ya no pueda hacerlas ni disfrutarlas, si llegará el día en que yo ya no esté en esta tierra; y eso me irrita, me exaspera, porque no lo entiendo, y lo que no entiendo me irrita y me exaspera, no le veo el caso, no le veo sentido a vivir si un día dejarás de hacerlo.

Quisiera creer, como creía cuando era niño, que hay más después de esta vida, que si me portaba bien me iría al cielo y me encontraría allá con mis seres queridos, con mis papás, con mis hermanos, con mis amigos y con la infinidad de gatos que me mató mi vecino antes de que él se muriera, pero ya no lo creo, no sé porque pero ya no lo creo. Quisiera creer en la reencarnación, en que si me portó bien volveré a esta tierra reencarnado en un ser mejorado y con un poco más de sabiduría, eso me parece más creíble, pero nadie me garantiza que así sea, y aunque así fuera qué caso tendría? Si ya no estarían aquí las personas a las que quiero, si ya no tendría en la memoria esas cosas, esas vivencias que ahora me hacen sonreír, si ya lo habría perdido todo, si ya no sería el mismo.

Y es que hay días así, en los que me la paso pensando en todo y en nada, en los que estoy así como ausente, y pienso, no en la inmortalidad del cangrejo porque a mi que chingados me importa el cangrejo y su inmortalidad, pero si en otras cosas, en cosas como estas.

Y es que hay días así, hay días en los que me pierdo, hay días en los que no quiero hablar con nadie, no quiero ver a nadie, hay días en los que me echo un clavado en mi interior, y me encuentro con cada cosa.

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