martes, enero 02, 2007

Me rendí.

No sé lo que fue, no sé si fue por el accidente del sábado cuando casi, casi me quedo viudo antes de casarme, no sé si fueron todas las emociones del fin de semana, no sé si fue la melancolía de que se acabó otro año y que dentro de tres meses seré un año más viejo, no sé si fue el despedirnos en una central de autobuses como hace mucho no lo hacíamos, pero hoy me rendí.

Oh si lo recuerdo perfectamente!, eran las 6:28 de la mañana, yo me encontraba en el autobús saliendo de Celaya rumbo a Morelia, pensando en que mi amorcito se había quedado y que no lo veré hasta el fin de semana, iba escuchando “No regrets” de Robbie Williams, cuando sonó mi celular y era un mensaje suyo, avisándome que ya había llegado a su casa y diciéndome, escribiéndome en este caso, esas cosas que me gusta tanto que me diga. Y así, de pronto, de un de repente, de la nada, se me empezaron a salir las de cocodrilo, y me sentí estúpidamente feliz, me sentí ridículo por estar llorando de felicidad, pero esta ocasión en lugar de contenerme como lo había hecho otras veces, decidí rendirme y dejarlo fluir, dejar que el sentimiento saliera en forma líquida, y si lloré, lloré de felicidad, y le agradecí al cielo, a quien quiera que esté allá arriba jalándonos los hilos y divirtiéndose con nosotros cual puberto con su granja de hormigas, le agradecí por todo lo que tengo, por dejarme vivir mi vida como la quiero vivir, por todo lo que me ha permitido hacer, y sobre todo, por tenerlo a él, por que vino a revolucionar mi vida, y porque estas pequeñas ausencias aunque duelen, valen la pena por todas las horas felices que pasamos juntos, por todos esos detalles que hacen que la vida valga la pena, agradecí el ponerlo en mi camino y el haberme dado el valor de intentarlo.

Sí, esta mañana lloré en un autobús, esta mañana lloré de felicidad, esta mañana me rendí.


No hay comentarios.: