It’s getting real!!

Ayer fui a Morelia, hice mis últimos dos exámenes del sexto semestre y el lunes inicio oficialmente el séptimo y último. La verdad si fue un poco cansado, que digo cansado, agotador hacer en dos meses lo que debí haber hecho en seis; pero ahora que lo terminé siento que todo valió la pena; es cierto que estuve días pegado a la computadora desde la mañana hasta la noche, que tuve que buscar, leer y resumir decenas de libros; es cierto que tuve, por unas semanas, que dejar de hacer lo que tanto me gusta, levantarme tarde y ver la TV. Pero siento que todo valió la pena ahora que estoy a sólo cuatro exámenes más de auditoria y un seminario de titulación de obtener mi carta de pasante, parece que todo va a salir como lo planeado y que después de todo habrá valido la pena este año al conseguir la primera parte de mi objetivo; por que no se acaba ahí, después de terminar con las materias todavía me faltará el servicio social, los exámenes de competencia en computación e inglés, la tesis y el examen recepcional, pero si ya llevo más de la mitad de camino recorrido no me permitiré quedarme aquí, no esta vez.

Pues esta vez me di más tiempo para recorrer la ciudad, para revivir mis recuerdos. El clima estaba muy agradable, no hacía frío aunque soplaba una suave brisa que indicaba que iba a llover, lo malo es que empezó a llover cuando ya iba en el autobús saliendo de la ciudad. Y es que Morelia es aún más hermosa en esta época, es más verde, los árboles de los jardines y de las avenidas se ven más frescos, más llenos de vida, y sin el sol deslumbrando es un deleite observar el color rosa de la cantera con la que la ciudad está construida, color que se ve aún más resplandeciente al humedecerse con la lluvia.

Esta vez caminé mucho más, recorrí algunas de las calles por las que pasaba siempre en mi diario caminar, algunas veces por obligación ya que debía ir a la escuela o al trabajo, y otras por gusto, por disfrutar unos minutos más de una grata charla o compañía, o simplemente para celebrar el privilegio de poder vivir en una ciudad tan hermosa. Sí, ya sé que últimamente sólo veía la parte negativa, que el tráfico ya es insoportable, que el transporte público es un asco, que ya está demasiado poblada, que las manifestaciones, que la inseguridad, y eso que mientras viví allá nunca pasó algo tan feo como lo que se ve ahora en las noticias.

Eso si, la noté diferente y me sentí diferente, ambos hemos cambiado y debo de reconocer con tristeza que ya no somos los mismos, hemos perdido la inocencia que nos caracterizaba, yo en mi afán de acrecentar mi cinismo para que la gente no pueda lastimarme, de hacerme el fuerte, el insensible, el que nada le sorprende; y ella por la belleza que la caracteriza y que hace que muchos que la conocen se enamoren de ella y decidan convertirla en su lugar de residencia. Y si, sigue creciendo, hay mucha más gente, aunque menos turistas, los conjuntos habitacionales se están apoderando de los alrededores y lo que antes eran cerros cubiertos por árboles, ahora no son más que una mancha de concreto. Todo esto en dos años, dos años en los que he estado ausente y sólo así he sido capaz de notar los cambios, Morelia sigue creciendo y no creo que sea precisamente para bien.