martes, mayo 26, 2009

Time

Y si, el tiempo todo lo cambia, todo lo transforma. Por mucho que nos creamos diferentes, que pensemos, ingenuamente, que a nosotros no nos pasará, que seremos la excepción que hace la regla; no es verdad, no es así.

Con el tiempo, con la diaria convivencia llega la monotonía; y lo que antes eran nuevas experiencias se convierten en rutina, lo que antes era diversión se convierte en costumbre, las cosas que antes hacíamos por amor de pronto se sienten como obligaciones, las cosas que antes nos salían de manera tan espontánea, ahora nos requieren un esfuerzo extra; y de prontro, sin darnos cuenta, sin previo aviso nos encontramos de nuevo sumerjidos en la realidad, en la cruda realidad, rodeados de ella, sin lugar para escondernos y la ilusión que un día nos ayudó a evadirla, a olvidarla un poco, se ha desvanecido.Es entonces que surgen las dudas, los cuestionamientos, es entonces que resulta tentadora la idea de un nuevo comienzo, de la búsqueda de algo nuevo, de álguien nuevo, de álguien que nos haga sentir esas cosas otra vez, esa expectativa, esa exaltación, toda esa emoción.

Es entonces también que llega el momento de decidir, de ser honestos con nosotros mismos y preguntarnos que es lo que queremos de la vida; y si, podemos decidir levantar el vuelo, buscar otra flor que nos alimente con su néctar; o bien podemos decidir quedarnos donde estamos y hacer ese esfuerzo extra que se requiere para que a nuestra flor le brote nuevamente la miel. La primera opción es demasiada tentadora, no requiere un esfuezo de nuestra parte y nos ofrece muchas posibles satisfacciones; sin embargo puede que terminemos haciendo eso repetidamente, hasta que un día nos encontremos demasiado cansados de volar y tan decepcionados de no encontrar ninguna flor a la que no se le acabe la miel. Todo es cuestión de decisión, de si queremos arriesgarnos y de si estamos dispuestos a poner de nuestra parte.

Yo ya decidí, es aquí donde me quiero quedar; es cierto que ya no es tan sencillo como antes, que he dejado que la comodidad me embargue, que no he puesto de mi parte, que he dejado de hacer muchas cosas sólo por demostrarme que si soy capaz de hacerlas, o de dejar de hacerlas. Pero hay demasiado en juego y no estoy dispuesto a dejar que esta flor se marchite por que todavía le queda vida, por que aunque el nectar se le está acabando sé que con dedicación y cuidados puede producir más y sé que sabrá incluso mejor que el del principio.

Puede ser que un día, porque es posible, la vida se le extinga, puede ser que un día uno de los dos se canse, desista, renuncie a seguir cultivándola; pero mientras exista la voluntad por ambar partes, esta flor superará las inclemencias del tiempo y seguirá su ciclo natural; vendrán inviernos que la hagan lucir marchita y casi sin vida, pero en primavera nos deslumbrará con su belleza.

1 comentario:

Are!! x) dijo...

aoooooooww!! qué buena reflexión... yo hubiera querido tener el valor de quedarme a luchar contra la costumbre y disfrutar de lo bueno de la relación, pero ya es pasado (:

felicidades pues!!