martes, febrero 12, 2008

Two years ago.

Hace dos años el once de febrero fue sábado, ese día tuve una cita a ciegas con alguien con quien había estado hablando por el msn el día anterior. Ese mismo día después de ir a la escuela pasé al super a comprar algunas cosas que necesitaba para la casa, llegué a la casa, comí, ví la tele un rato y tomé una siesta. Como a las 6 de la tarde me metí a bañar y me arreglé para la cita.
No tenía muchas esperanzas en esa cita, pues lo único que sabía de esta persona es que era contador y trabajaba en un despacho, pero cuando quedamos de vernos no acordamos ninguna forma de reconocernos ni intercambiamos teléfonos ni nada, lo que me hacía sospechar que no iba a llegar o bien que si llegaba, iba a ser otro de esos demasiado aburridos o demasiado excéntricos, por lo que ya hasta había checado la cartelera para ver que película se adecuaba a ese horario; estaba “descarrilados” a las 10:20 p.m., lo que me dejaba tiempo suficiente para acudir a la cita, y si se presentaba, también el tiempo suficiente para tomar un café, encontrar algún detalle o defecto para descartarle y poder ver la película.

Llegué al lugar de la cita un poco retrasado, empecé a buscar sin saber a quien buscaba, vi a alguien que estaba un poco alejado de los demás y estaba hablando por teléfono, no pensé que fuera él pues se veía demasiado normal. Sin embargo al acercarme escuché que hablaba de un contador y de un despacho contable. Cuando colgó me acerqué a preguntarle si era “A” y me dijo que si, así que nos presentamos y nos fuimos al Sanborn’s a tomar un café.

En cuanto llegamos a la mesa, tomé mi escudo, mis armas de defensa y empecé a buscarle defectos y detallitos, cualquiera que me sirviera para descartarlo, cualquiera que pudiera utilizar de pretexto para no intentarlo con él. La primera prueba la había pasado: bonitos ojos, bonita sonrisa, altura suficiente, peso suficiente, me gustó; ahora tenía que encontrar lo negativo así que empecé: Habla demasiado de sus amigos, que mis amigos y yo esto, que mis amigos y yo lo otro; para ser la primera vez que nos vemos me está contando demasiado; no es de la ciudad y no planea quedarse aquí (entonces la idea de irme de Morelia era inconcebible), con eso me bastaba. Ahora tenía que encontrar la ocasión adecuada para terminar la cita y llegar a tiempo a la película.

Lo extraño es que el tiempo empezó a pasar sin darme cuenta y cuando lo noté, mi escudo ya lo traía una mesera como charola de servicio y mis armas de defensa estaban reposando en la mesa junto a los cubiertos; me encontré a mi mismo compartiendo, disfrutando, conversando, pasándola bien y en lugar de encontrarle defectos empecé a encontrarle coincidencias y cualidades, muchas cualidades.

Estábamos tan a gusto (después supe que él también lo estaba) que cuando nos dimos cuenta ya era más de media noche y el restaurante empezaba a quedarse vacío, ni la mesera que nos trajo la cuenta porque ya había teminado su turno, ni la otra que nos preguntaba constantemente si deseábamos otra cosa o seguíamos jugando con los vasos vacíos del café que nos habíamos terminado horas, antes nos distraían de la conversación.

Al rato decidimos irnos pues él tenía que trabajar al siguiente día; lo acompañé a la avenida a tomar un taxi, pero como ninguno se veía le sugerí que camináramos a mi casa a pedir uno por teléfono, al fin que mi casa estaba prácticamente a la vuelta de la esquina. Caminamos a la casa, lo invité a pasar él dijo que prefería esperar afuera así que entré a pedir el taxi y salí a hacerle compañía mientras llegaba. Mientras esperábamos intercambiamos teléfonos y quedamos de llamarnos para salir de nuevo, llegó el taxi, se fue y me metí a la casa.

Necesitaba fumar y necesitaba sentarme, en ese orden, estaba caminando entre nubes, tenía que analizar qué es lo que había pasado y si realmente había pasado o todo había sido mi imaginación. Estaba en esas cuando entró un mensaje a mi celular, era de él, me agradecía por el café, me decía que se lo había pasado muy bien y que ojala se repitiera pronto. Le contesté que no tenía nada que agradecer, que yo me la había pasado igual y que ojala pudiéramos ir a comer antes de irme (el miércoles de esa semana salía para Chiapas de vacaciones) me dijo que estaba bien y me dio el teléfono de su trabajo pues, como me había explicado en persona, trabajada en un edificio de cantera y ahí dentro no entraba la señal de los celulares.

Me terminé mi cigarro, y me quedé un rato en el sofá, pensando en lo maravillosa que había sido la noche, en lo bien que me la había pasado y preguntándome si era él el indicado, deseando que así lo fuera, y pensando en lo extraña que es la vida, no recordaba otra ocasión en la que un desconocido me hubiese causado tan buena primera impresión.

Así fue como mi PP llegó a mi vida hace ya dos años, y hoy celebro que aún permanezca en ella.

8 comentarios:

Godric dijo...

¡Que padre!
Saludos!!!

Ren dijo...

¡Muchas felicidades!

RuBeN dijo...

Wow! en cuanto tenga yo una historia como esa k contar, lo haré felizzzzzzz!

Gildardo dijo...

Wow excelente narrativa. Muchas felicidades Myself!!!
Pues que no sean dos, sino mil años los que estén juntos.

Un abrazo

Craving Oxygen dijo...

Holaaa!!!!!!! aqui una vez mas pues que mejor que leer lo que ya me has contado pero bueno luego omites detalles heeee
te mando un abrazo oye necesito comunicarme contigo es urgente... me puedes mandar un mensajito y te marco de regreso?? mi cel se murio y cambie de aparato nuevamente mi numero es el mismo jejejeje

Knar dijo...

:O Me encanto tu historia.

FELICIDADES!!!

Saludos a tu PP =D

Anónimo dijo...

wow dude!! excelente anecdota.. muxas felicidades a los dos!!

Unknown dijo...

nunca habia leido a un gay. supongo que siempre hay una primera vez. yo tambien he conocido gente por el msn. parace ya no ser tan unica esa aventura. saludos.