Miércoles de "tiatro" y reflexiones en el supermercado.

Ayer nos fuimos a ver “Los monólogos de la vagina”… qué? Digo, el que uno sea vegetariano no significa que no pueda oír hablar de la carne, metafóricamente hablando. La verdad me la pasé muy bien, es una obra muy entretenida y muy divertida, el teatro estaba abarrotado, tanto que tuvieron que poner filas extras por la alta venta de boletos y nosotros que íbamos pensando que quizá no se iba a llenar o que a lo mejor hasta la habían cancelado por la poca promoción que le hicieron y oh! Sorpresa. Las hermanas Paleta son muy simpáticas y el movio y yo coincidimos en que a “María Joaquina” no le hacen justicia las cámaras, me refiero a que en la TV se ve medio simplona y hasta un poco gorda, pero en persona es muy guapa y tiene muy bien cuerpo.

Antes de eso nos fuimos a surtir la despensa, como lo hemos hecho muchas veces durante el último año, pero ayer fue diferente; estábamos en las frutas cuando vi a una amiga de “ella”, me vio y sé que me reconoció, yo también la vi, aunque no nos saludamos; eso me puso muy nervioso aunque no sé por qué, bueno sí se porqué, seguramente le va a comentar a “ella” que me vio en el super con otro chavo llenando un carrito con víveres, seguramente le comentará que nos veíamos muy sospechosos, y no sé si en realidad nos veíamos muy sospechosos o yo me sentía muy sospechoso; el caso es que ya no pude estar tranquilo y lo único que quería era irnos rápidamente de ahí para no volvérmela a encontrar y me di cuenta de una cosa que no me gustó, y es que siempre le digo a él que a mi no me importa que nos vean demostrándonos afecto en la calle, siempre lo molesto diciéndole que me tome de la mano o que me abrace cuando nos encontramos o despedimos en una central de autobuses, o que me de un beso en un lugar público, y quizá lo hago por que sé que él no se atreverá. Pero ayer, ayer me di cuenta de que aún no me acostumbro a dejar de fingir, a dejar de pretender, que se me olvida que ya no tengo porque hacerlo, que se me olvida que ya no me importa lo que puedan llegar a pensar o decir de mi, aunque claro es más fácil el no importarme lo que piensen o digan de mi los desconocidos, pero cuando se trata de alguien a quien conozco la cosa es muy diferente.

Es que no puedo dejar de tener esta sensación de que estoy llevando una doble vida, y es algo que no quiero, que no me gusta, sé que nadie me obliga y que todo está en mi, en empezar poco a poco a salir del anonimato, o a salir del clóset como se dice, y es que siento que ya se llegó mi momento, que ya no estoy dispuesto a aceptar sin chistar el tener que esconderme por no incomodar a la gente, qué diablos! Si se incomodan pues que vean hacia otro lado, total, tarde o temprano los que no me quieren se alejarán de mí, y los que me quieren me seguirán queriendo aunque les cueste trabajo aceptar que tengo preferencias diferentes.