martes, abril 03, 2007

“¡Oh cielos! ¡Si pudiera leerse el libro del destino y ver las revoluciones de los tiempos allanar las montañas y el continente, cansado de su sólida firmeza, fundirse en el mar! ¡O, en otras épocas, la húmeda cintura del Océano ensancharse hasta aislar el cuerpo de Neptuno! ¡O poder ver todas las ironías de la suerte y de cuantos licores variados la fortuna llena la copa del azar! Si todo esto pudiera verse, el joven más feliz, viendo el camino a recorrer, los peligros pasados, las angustias venideras, querría cerrar el libro, tenderse y morir.”

W. Shakespeare.
Enrique IV

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