jueves, noviembre 23, 2006

Divagando.

Hoy estoy tranquilo, pero es una tranquilidad inquietante. Son esas ganas de quedarme dormido y no despertar en un buen rato, son esas ganas de quedarme encerrado en mi habitación sin ver la luz del sol por unos días, y no, no estoy deprimido, sólo estoy tranquilo, pero inquieto, estoy inquietamente tranquilo o tranquilamente inquieto.
Tengo ganas de echarme en el sillón a ver una película, tengo ganas de tirarme en el piso como cuando era niño, tirarme en el piso junto a una ventana y sentir los rayos del sol en mi cuerpo, mientras escucho un buen disco, o si no uno bueno al menos uno que a mi me guste, de pronto se me ha antojado un cigarro, tengo ganas de fumar.
Recuerdo esos fines de semana de enclaustro, esos fines de semana que iniciaban, si tenía suerte, los sábados saliendo de trabajar y terminaban los domingos en la madrugada, esos fines de semana en los que me la pasaba tirado en el sillón, abrigado con una cobija y me levantaba únicamente para comer y para ir al baño.

Será casualidad? Y es que no lo hice de propósito, simplemente puse la primer carpeta que se me cruzó por el monitor, y cada canción que va pasando me va sumiendo un poco más en mi tranquilidad, en mi inquietante tranquilidad.
Me siento cansado, me siento extraño, me siento ajeno, me siento ausente, y así es como quisiera estar, quisiera estar en algún lugar lejano, en algún lugar en donde mis pensamientos no pudiesen encontrarme, en un lugar en donde yo mismo no pudiese encontrarme, quisiera esconderme de mi mismo…que curioso, pensándolo bien creo que eso es lo que he hecho durante mucho tiempo, creo que así es como he vivido durante mucho tiempo, huyendo, escondiéndome de mi mismo, distrayéndome de mi mismo.
Recuerdo esas madrugadas de insomnio, en las que me ponía a escuchar estas mismas canciones pensando es ese amor que nunca iba a encontrar, recuerdo esas madrugadas de insomnio en las que me paraba junto a la ventana y observaba la calle desierta.
Hoy estoy muy tranquilo, demasiado tranquilo, será que me he dado cuenta, o más bien reafirmé, que la felicidad es algo tan frágil que con cualquier cosa se rompe, será que comprendí que no todo está tan bien como creía, será mi costumbre de ahogarme en un vaso con agua, qué ironía!, un piscis que se ahoga en un vaso con agua.
Recuerdo otros tiempos, recuerdo los tiempos pasados, esos tiempos en los que no tenía preocupaciones, esos tiempos de ingenuidad en los que creía que cuando creciera todo iba a ser más fácil, iba a poder hacer lo que quisiera e iba a tener el suficiente dinero para comprarme todos los dulces que pudiera comer, que equivocación! Ya crecí, y aún no puedo hacer todo lo que quiero y los dulces que quiero no los puedo comprar con dinero.

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