tag:blogger.com,1999:blog-203452502024-03-07T13:29:46.015-06:00El último que salga que apague la luzHave You ever dance with the devil under the pale moonlight?Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.comBlogger564125tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-72414238008075595672021-10-13T12:15:00.000-05:002021-10-13T12:15:05.474-05:00ME IRIA A VIVIR SOLO, COMPLETAMENTE SOLO<p><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Con el paso de los meses las aguas se calmaron y la señora tuvo que tomar el timón del barco. Como yo ya había trabajado a sus órdenes directas no me costó mucho acoplarme y contar de nuevo con su confianza. Empezó a tomar cursos de dirección y liderazgo, lo que me hizo entenderla un poco como la mujer que vivió toda su vida a la sombra de su marido, quien siempre la demeritó y la hizo sentir menos. </span></span></p><span id="docs-internal-guid-2b4a777e-7fff-f8ee-3150-f8bf7aa27275"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">El junior parecía niño con juguete nuevo tratando de poner en práctica lo que había aprendido en la universidad, en su empresa recién heredada sin saber en realidad lo que estaba haciendo. Para mi él era el responsable de la muerte de su papá pues nadie me quitaba de la cabeza que, si él no hubiera ido manejando ese día, probablemente la historia sería diferente. Desde un inicio me encargué de dejarle en claro con mi actitud que jamás lo vería como jefe, y al parecer él así lo entendió pues en mi área no se metió. La familia así como llegó empezó a alejarse y todos retomamos las actividades que teníamos, únicamente con la supervisión de los amigos del Junior que ésos sí se quedaron. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Yo iba avanzando en mis clases de inglés sin embargo llegó un punto en que ya no se iba a abrir el curso siguiente en forma diaria, por lo que le solicité a la señora me permitiera los sábados trabajar en las tardes en lugar de las mañanas. Estaba tan entusiasmada y se veía tan identificada con mis ganas de seguirme superando que aceptó el cambio, empezaría a trabajar los sábados de 2 a 7 de la tarde.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Mi relación con Adriana fue mejorando inversamente proporcional a mi relación con Claudia, con quien cada vez tenía más problemas. Prácticamente una vez a la semana se peleaba con el marido y trataba de ponerme en medio, yo tratando de no tomar partido me mantenía al margen hasta un punto en que la relación se volvió insoportable y tuve que ponerle un alto. Terminamos peleándonos y al recordarme que estaba viviendo en SU casa supe que era hora de irme de ahí, aunque apenas habían pasado 5 meses de estar viviendo juntos.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Mi sobrino nuevo ya había nacido y sabía que volver a casa de mi hermana era impensable por lo que con el apoyo moral de Adriana y con mi “ingreso extra” decidí buscar un lugar por mi cuenta. Empecé a buscar lugares en el periódico y a la hora de la comida iba con Adriana a verlos. Un día me comentó que álguien le había dicho había un letrero de “Se renta” en un lugar muy cercano a la oficina, por lo que fuimos a verlo.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Al llegar noté que el lugar no me era desconocido, ya había pasado muchas veces por ahí y siempre volteaba a verlo por el letrero que había en la planta baja que llamaba mi atención “Club cinegético de Morelia”, siempre me había preguntado qué significaba eso. El lugar en renta estaba en el segundo piso, era un tipo estudio con espacio de recámara-sala-comedor con un espacio para la cocina y un pequeño recibidor. Estaba un poco descuidado y sólo tenía medio baño, el de regadera estaba en la planta baja. La ventaja es que estaba a escasas cuadras de la oficina y del centro, a mis clases de inglés también podía llegar caminando, además de que la renta la podía pagar sin problemas. Pensé que con un poco de pintura y amueblado el lugar no quedaría tan mal, por lo que hice el contrato para rentarlo. Ya podía darlo por hecho, el 15 de Agosto me iría a vivir solo, completamente solo.</span></span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-24052821435494311672021-10-07T13:43:00.000-05:002021-10-07T13:43:45.155-05:00HABIA MUERTO MI LEALTAD A LA EMPRESA<div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">El día del sepelio parecía que los que se acababan de quedar huérfanos éramos algunos de la oficina, pues estábamos más afectados que la propia familia. Por mi parte no podía dejar de pensar en esa mañana, esa mañana que al salir de mis clases de inglés me llegó de repente el aroma de la loción que usaba del señor, no podía dejar de pensar que quizá justo a esa hora estaba sucediendo el accidente. No podía dejar de pensar en la noche anterior, en la última conversación que tuvimos, en que si no me hubiese regresado a contestar el teléfono no habría hablado con él por última vez. No podía dejar de pensar en que cuando al salir les dije a los compañeros que al día siguiente el señor no iba a estar en la oficina pues se iba al DF con sus hijos, alguien comentó “ánimas que no regrese” en tono de broma sarcástica y todos, incluído yo, nos reímos.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Desde el funeral y el sepelio, al ver a la señora y a los hijos tan relajados, supuse que las cosas en el trabajo iban a cambiar, pero no creí que tan pronto. A los pocos días la oficina se llenó de los familiares de la señora y los amigos del Junior, quienes empezaron a disponer de todo, a cambiar todo, como si quisieran borrar, desaparecer todo lo que recordara al señor. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A los más cercanos al señor empezaron a relegarnos, a quitarnos actividades. La señora llevó a su cuñado para supervisar las tiendas, lo que hacía Fernando, y a su hermana a revisar las compras y los convenios con los proveedores, lo que hacía Sonia. El Junior llevó a su novia para revisar la nómina y los pagos, lo que hacía yo, y a su cuñada a revisar inventarios, lo que hacía Claudia. También me quitaron la parte de la imagen empresarial que estaba empezando a trabajar con el señor y se la dieron a una compañera del Junior. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Lo triste es que como ninguno de ellos estaba empapado de todo el movimiento de la empresa, ni siquiera la señora y el junior, nos preguntaban todo a nosotros. Lo más triste es que el sueldo que les dieron a todas esas personas era mucho, mucho más alto que el de todos los demás. Al poco tiempo todo se empezó a descontrolar, aquello parecía un pulpo sin cabeza, todos los tentáculos moviéndose por inercia sin que alguien los dirigiera.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Yo me sentía devastado, a la incomodidad de esta nueva realidad en el trabajo se sumaba la pérdida que me había afectado de manera personal más de lo que alguna vez pude haber imaginado. Empecé a cuestionar mi futuro, me empezó a entrar una ansiedad pensando en la muerte, en mi muerte, y un miedo incontrolable de que para ese momento me encontrara solo; pues ya me había separado, físicamente, de mi familia y aun no encontraba el verdadero amor, ese que me acompañaría hasta el final de mis días.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Como siempre en mi practicidad lo que decidí resolver primero fue la parte económica y, como buen pescador, saqué ganancias del río revuelto. Volví a esa práctica ya dejada en el pasado de alterar los recibos de nómina y empezar a hacer mi guardadito. Mi futuro en la empresa se había vuelto incierto, no sabía en qué momento iban a decidir que ya no les era útil, estaba consciente de que se habían acabado los generosos aumentos anuales y el mismo día en que falleció el “pinche viejo mamón” que me había contratado 3 años antes, había muerto mi lealtad a la empresa.</span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-57760534629866122852021-09-22T10:48:00.000-05:002021-09-22T10:48:08.953-05:00INTERMEDIO<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Y volvió a pasar. Ya son días con esta sensación extraña y a la vez tan conocida. Esta sensación de añoranza, de nostalgia, de tristeza. Ya debería estar acostumbrado pues al llegar el otoño, mi estación favorita BTW, llega también este sentimiento de incertidumbre, esta sensación de que algo me falta y que nunca lo tendré.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En esta época en que los días empiezan a acortarse y el aire a enfriarse, es ya casi inevitable que empiece a recordar mis otoños pasados, tengo tantos <strike>buenos</strike> recuerdos de otoños pasados.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Y como siempre pasa cuando empiezo a recordar, me surge esta angustia, esta desesperación, esta ansiedad por querer volver a vivir esos momentos, por querer volver a estar en esos lugares, en esas situaciones y volver a sentir lo que estaba sintiendo, lo que aun recuerdo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Termino recurriendo a la música. Dicen, y con sobrada razón, que la música es lo más parecido a una máquina del tiempo. Y es que a mi siempre me funciona. Escucho una canción y se me empiezan a remover todas las emociones que tengo inconscientemente asociadas a esa canción. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Ayer me dormí con esta canción dándome vueltas en la cabeza, por lo que hoy muy temprano me fui a Youtube a buscarla. Bendita internet, hace no tantos años a las angustias de mis recuerdos les habría tenido que sumar la desesperación de buscar CD por CD dónde encontrar la canción que mi mente está tocando.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La empecé a escuchar y a menos de la mitad empezaron a brotar las lágrimas. Antes me enojaba conmigo mismo por cosas como ésta, me reprochaba mi tristeza y melancolía diciéndome que no tenía razones, que no había motivos para sentirme así. Poco a poco me he ido cansando, he ido aceptando que estos sentimientos son parte de mi, de mi personalidad, de mi esencia. Por mucho que todo vaya bien, por mucho que me sienta seguro, amado, bendecido, siempre exisitirá ese dejo de tristeza, de añoranza, de melancolía acurrucado en alguna parte de mi interior, esperando escuchar una canción para poder asomarse.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Es rara la afición que tengo por la música de los ochentas, yo nacía cuando los setentas agonizaban por lo que en la década de los ochentas aun era un niño. Cuando toda esta música estaba de moda yo aun no decidía por mí mismo lo que quería escuchar. No puedo decir que estas canciones me recuerdan a mis amigos de la prepa, mi primer amor, las tardeadas de la secundaria o alguna otra cosa memorable. Yo empecé a descubrir toda esta música a mediados de los noventas e inicios de los dos miles. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Quizá de ahí es de donde viene la afición, y de ahí también la añoranza, la melancolía. De este sentimiento que he tenido siempre que esta vida que estoy viviendo no es la mía, por mucho que la haya vivido ya. Mi añoranza es por una época que no viví, por una vida que no disfruté, por unos recuerdos que no construí. Mi añoranza es por esta sensación de sentirme ajeno a mi, por esta sensación de sentirme como un espectador de mi propia vida, por este arrepentimiento de todo lo que dejé de hacer, por este deseo de que las cosas hubieran sido diferentes con mi familia, con mi educación, con mi crecimiento.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Es curioso como, mientras escucho esta canción, me voy dando cuenta de que inconscientemente me la estoy cantando a mi.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Who's gonna pick you up</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">When you fall?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Y es que siempre me he sentido solo, siempre me he sentido abandonado. Y es una sensación que no la cura ninguna compañía, es una sensación que viene desde el interior, desde mi pasado, desde mi temprana infancia. Es el hecho de que aun no acepto que así fueron las cosas y que ya no hay nada que pueda hacer para cambiarlas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">You can't go on</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Thinking nothing's wrong</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Siguen brotando las lágrimas mientras se acaba la canción y por el momento va pasando la melancolía, se va alejando la añoranza.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Who's gonna tell you when </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">It's too late?</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Sé que aun tengo mucho que perdonarme, sé que por muy doloroso que sea tengo que resignarme, tengo que entender que lo que no viví no hay manera de que pueda vivirlo ya. Sé que tengo que encontrar la forma de empezar final y contundentemente a disfrutar mi presente, a empezar a vivir lo poco que me queda en lugar de lamentarme por lo mucho que no viví.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Who's gonna drive you home</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tonight?</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><br /><iframe frameborder="0" height="360" src="https://youtube.com/embed/xuZA6qiJVfU" width="480"></iframe></div><div><br /></div><div><br /></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-5590727634454407962021-09-20T10:18:00.000-05:002021-09-20T10:18:17.476-05:00DE PRONTO SE PINTÓ DE NEGRO<div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Ese día me levanté temprano para ir a mi clase de inglés, me sentía algo inquieto y entusiasmado. El día anterior me había llamado el señor justo antes de salir de trabajar. Ese miércoles íbamos a despedir a un chavo de una de las sucursales, al señor siempre le gustaba revisar el cálculo que yo hacía de las liquidaciones para constatar que no me pasara de generoso, siempre me decía “Como no es tu dinero te encanta regalarlo”. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El señor me llamó para decirme que no íba a llegar, había ido al rancho y se le había hecho tarde. Lo del despido lo íbamos a tener que posponer pues al día siguiente, ese miércoles, él y sus tres hijos viajarían al DF, íba a tramitar la visa de su hija y su hijo que eran menores de edad, y a renovar la del mayor pues tenían planeado un viaje a Estados Unidos. El señor en su llamada me dijo que me había mandado algo con Fer, que si no me lo entregaba se lo pidiera. No me dijo que era y la expectativa, como siempre pasaba cuando algo me producía expectativas, apenas y me dejó dormir.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Salí de mi clase de inglés, era una mañana agradable soleada pero fresca; una típica mañana de abril, justo antes de que empezaran los calores bochornosos de mayo. Decidí caminar por “la Madero” para llegar al trabajo. Iba disfrutando de la mañana y del paseo matutino cuando percibí un olor familiar, traté de identificarlo y me di cuenta que era el olor de la loción que usaba el señor. Volteé a todos lados para ver quién podía usar la misma loción, pero tan temprano la avenida aun estaba sola. Pensé que a esa hora el señor y sus hijos ya irían camino al DF. Sonreí sin darle más importancia al asunto y continué mi caminata.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Llegué a la oficina, la única que ya había llegado era la secretaria pues como venía de lejos siempre llegaba más temprano que el resto. Me hice mi café como de costumbre para comerme las galletas integrales que me había comprado en el camino y me dispuse a empezar mis labores del día.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Poco a poco fueron llegando los compañeros y al fin llegó Fer, subió a mi oficina y me entregó una caja, lo que me había mandado el señor era un escáner. Había empezado a trabajar en un proyecto para crear una imagen institucional para la empresa. Ya había convencido al señor de comprar playeras para uniformar a todo el personal de las tiendas y de la oficina, ahora había empezado a hacer gafetes. Le dije que necesitaba un escáner para digitalizar las fotos, las cámaras digitales entonces eran carísimas y prácticamente inaccesibles. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A él todo aquello le parecían tonterías, de primera me dijo que no; pero en ese momento me di cuenta que mi insistencia había cosechado frutos. Pensé que si lo había podido convencer de eso, era cuestión de tiempo para convencerlo de que me contratara el Internet. Ya lo había convencido de que me cambiara la PC por una con un monitor a color, ya lo había convencido de que me comprara una impresora a color, ahora ya me había comprado el escáner. De verdad estaba empezando a creer que me veía como a un hijo, al menos me consentía como a uno.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Toda la mañana se me fue en instalar el escáner y en averiguar cómo es que funcionaba. Casi al medio día estaba con Claudia en mi oficina platicando cuando escuchamos sonar el teléfono, supusimos que era el Señor reportándose con su secretaria como lo hacía siempre que salía de viaje. De pronto empezamos a escuchar gritos, los gritos se hacían más fuertes y venían acompañados de llanto y lamentos. Claudia y yo bajamos corriendo las escaleras a la oficina del señor, en donde su secretaría había tomado la llamada, ahí estaba su secretaria con Fer, los dos pálidos, ella llorando a mares y él ya con los ojos rojos.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Como pudieron nos dijeron que la llamada había sido de la señora, que les había dicho que el señor había tenido un accidente en la carretera. Él y su hija habían muerto instantáneamente, sus dos hijos estaban golpeados pero ilesos. No puedo describir lo que sentí, nunca antes había sentido algo igual, nunca he vuelto a sentir algo igual. El mundo, mi mundo se derrumbó. Ese día, ese miércoles que había empezado tan bien, ese día típico soleado y fresco de abril, de pronto se pintó de negro.</span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-36393899503270060852021-09-13T12:30:00.000-05:002021-09-13T12:30:04.170-05:00NO AHORA QUE AUN LOS NECESITABA<p><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">La casa estaba céntrica y tenía dos plantas, abajo estaba la cocina, la sala y el comedor y arriba las recámaras. A mis clases de inglés podía llegar caminando y cuando no me ganara la flojera podría caminar de ahí al trabajo, iba a ahorrar mucho en pasajes. Como Humberto, el esposo de Claudia, no estaba trabajando él cocinaría; Claudia y yo llegábamos a comer todo los días, nos hicimos aun más cercanos. Después de comer yo me iba a mi cuarto a dormir la siesta y ellos se encerraban en el suyo. </span></p><span id="docs-internal-guid-9b10f0ce-7fff-3255-b1e8-e724dc567fec"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esa semana Adriana se enteró de que estaba viviendo con Claudia y trató de hacerme algún comentario, pero antes de que lo intentara la paré en seco. Me sorprendió que en lugar de hacerse la ofendida, como acostumbraba, me invitara al cine. Ese sábado sería mi cumpleaños y estaban re-estrenando en cines “El exorcista”; me mostré renuente pero me dijo que era una salida de amigos; como yo sí quería ver la película en pantalla gigante y no comulgaba con la idea de ir sólo al cine, acepté su invitación.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese sábado desayunamos todos juntos en la oficina para celebrar mi cumpleaños, llevaron tamales y atole. La sorpresa del día fue que el señor llegó cuando estábamos desayunando y cuando le dijeron que era para celebrar mi cumpleaños, en lugar de molestarse y decirnos que nos fuéramos a trabajar como acostumbraba, me felicitó. Todos empezaron con la burla de siempre de que me había felicitado “mi papá”. La sorpresa fue aún más grande cuando en la tarde su secretaria me dijo que había mandado comprar pollos asados para que comiéramos en la oficina, en honor a mi cumpleaños. Estábamos comiendo cuando él pasó a despedirse, dijo que tenía que irse al rancho. Me entregó una botella de whisky como regalo y ante las bromas de los compañeros me dio un abrazo de cumpleaños. Viniendo de él tanto detalle, no podía sentirme más especial.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Terminando de comer fui al cine con Adriana, no la pasamos mal pero prácticamente no hablamos, fue una sensación rara, demasiado familiar y a la vez demasiado lejana. Después de la película la acompañé a su casa, a la esquina, no quise llegar hasta su casa. Me dijo que debíamos hacerlo de nuevo, como amigos. Le dije que lo haríamos.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al día siguiente mis roomies y yo hicimos tamales y galletas para celebrar mi cumpleaños y también para probar si la estufa funcionaba, nos dimos cuenta de que no eramos tan malos para la cocina.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Después de nuestra ida al cine Adriana y yo empezamos a salir con frecuencia, los sábados íbamos al cine o a caminar al centro y eventualmente volví a su casa, esta vez como su amigo. Su mamá me aceptó a la primera, a su hermano le dio gusto el volver a verme, yo también estaba feliz de verlos. Su papá y sus hermanos me veían con recelo, pero no importaba, así lo habían hecho siempre.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A Claudia no le parecía mi acercamiento con Adriana, me comentaba cosas de ella. Por salud mental opté por no hablar de una con la otra y viceversa. Con el paso de los días empecé a darme cuenta de que Claudia no mentía, en muchas ocasiones al llegar de trabajar nos encontrábamos a Humberto y a su amigo de la infancia en la casa, tomando y escuchando música. Ella molesta muchas veces se iba directo a su cuarto sin cenar, yo a veces me quedaba con ellos platicando, pero como al siguiente día me tenía que levantar temprano para irme a clase me iba a dormir y se quedaban ellos solos hasta entrada la madrugada.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Empecé a darme cuenta de que Claudia me estaba utilizando, se estaba refugiando en nuestra amistad para huir de los problemas en su matrimonio; me celaba demasiado y quería que yo tomara partido por ella en la relación con su marido, yo traté siempre de mantenerme al margen.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No quería pensar que el irme a vivir con ellos había sido una mala idea, no quería pensar que me había equivocado, que me había precipitado; no ahora que ya hasta había adoptado un gato, no ahora que aun los necesitaba.</span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-4223021931421831962021-09-06T11:38:00.000-05:002021-09-06T11:38:42.723-05:00ME PODÍA FALTAR CUALQUIER COSA, MENOS ESO<p><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Llegó marzo, el mes de mi cumpleaños. Me sentía un poco más animado, me iba bien en el trabajo, me iba bien en mis clases de Inglés, se podría decir que estaba haciendo algo con mi vida, aunque me inquietaba que los resultados no fueran inmediatos. El lado sentimental lo había pausado por el momento. Daniel había desaparecido de nuevo y cansado de tantas desilusiones, había desistido de la búsqueda de alguien más. Con todo y que, ahora con esa nueva cosa llamada “internet”, era más fácil. Ya había abierto una cuenta de correo y una vez a la semana iba a un ciber café a revisarla. </span></p><span id="docs-internal-guid-3b69428e-7fff-cec8-e64a-3892c8286bc8"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Había encontrado páginas de chats y de contactos donde se podía publicar anuncios para conocer gente, y también se podía chatear en vivo. Como nunca había sido bueno para entablar conversaciones con desconocidos, o con conocidos; el chat se me complicaba esperando a que alguien diera el primer paso y me saludara. Había publicado también uno que otro anuncio, pero todos pedían foto a la primera y con mis inseguridades acerca de mi físico y mi persona eso tampoco se me facilitaba. Me conformaba con ir al ciber a bajar porno, lo malo es que en un disquete apenas y cabían unas cuantas fotos y ni soñar que cupiera un video. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mis romances habían pasado a ser platónicos. En el trabajo y en la escuela de inglés había candidatos por lo que yo sentía algo, en estos tiempos diría que eran mi “crush”. Tristemente para mi todos tenían en común que eran heterosexuales. Del que más me acuerdo es de “Adrián” un hermoso osito panzón, barbón y bigotón que era técnico y se encargaba de revisar y reparar los laboratorios fotográficos. Era de los pocos que se me acercaba y me hacía la plática en el trabajo. Presiento que él sabía que me gustaba y de cierto modo se aprovechaba de eso, frecuentemente me pedía anticipos de su nómina y yo no le podía negar nada. Me pagaba el favor con su atención y trayendome puerquitos, un pan tradicional, cada vez que pasaba por Zinapécuaro.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En casa con la inminente llegada del bebé sentí que ya no había lugar para mi, y me planteé seriamente la posibilidad de buscar un lugar en renta, un lugar donde tener privacidad, un lugar en donde pudiera recibir visitas. Creía que así tendría más confianza, y podría conocer más gente. Un día lo platiqué con Claudia y entusiasmada me dijo que me fuera a vivir con ellos, la casa donde vivían era de dos recámaras y tenían una disponible. La idea no me pareció descabellada, me llevaba muy bien con ella y su marido, la casa estaba céntrica aunque en un vecindario con mala fama, igual era una forma de empezar. Claudia me invitó a comer para que viera la casa y lo platicáramos con su marido, él estuvo más entusiasmado que nosotros dos con la idea, por lo que acepté. Ahora sólo era cosa de decírselo a Lis.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hablé con Lis y supongo en parte pensando igual que yo, que ya era hora de que me fuera, no me dijo que no lo hiciera; empecé a planear mi mudanza. No tenía mucho que llevarme, nada más que mi ropa y mi TV Ah! y mis discos. Empecé por comprar mi cama y un mueble para la ropa. Hablé con mi hermana mayor y le dije que me vendiera la estufa que tenían en la casa donde vivíamos antes, como supuestamente iban a remodelar la casa supuse que no necesitarían los muebles. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al pensar cómo llevarme las cosas se me ocurrió buscar a Daniel, recordé que en ocasiones había ido a visitarme en una camioneta y además era el pretexto perfecto para volver a verlo. Le llamé y aceptó. Quedamos para ese sábado. Ese día pasó por mis cosas, después fuimos por la estufa, ya estando ahí me lleve también unos bancos de cocina y unos burós; me di cuenta que a pesar del tiempo que había pasado no habían remodelado ni arreglado nada, lo que hizo darme cuenta de que lo que no querían es que nosotros siguiéramos en la casa, me sentí decepcionado. Daniel fue tan amable como siempre, me ayudó a subir las cosas y después a bajarlas pero sólo me dejó en mi nueva morada y se fué, dijo que tenía un compromiso.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Así, ese 3 de marzo de 2001 empecé a vivir en la Colonia Obrera. En esos pocos años ya había vivido en Lomas del Tecnológico y en Lomas del Valle. Ese primer domingo en mi nueva casa fui con mis “roomies” al mercado y al super para comprar la despensa de la semana. No negaré que me agradaba el cambio y me entusiasmaba esta nueva dinámica. Lo primero que hice al terminar de instalarme fue ir a contratar la TV por cable, me podía faltar cualquier cosa menos eso. </span></p><div><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-25729637926384878592021-08-30T13:08:00.000-05:002021-08-30T13:08:35.501-05:00TODO LO DEMÁS ERA LO DE MENOS, O ESO QUERÍA CREER.<p><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">El inicio de milenio, que a todos les había traído alegría y expectativa de cosas buenas, yo lo recibía con tristeza, depresión e incertidumbre. Las cosas no estaban saliendo tan bien, no estaban siendo tan sencillas como yo había creído serían. Siendo realistas apenas habían pasado tres años desde el inicio de esta nueva vida; pero, con mi naturaleza ansiosa y desesperada, yo ya quería tener el futuro resuelto. En muchas ocasiones en la combi de camino a casa, con los audífonos de mi discman puestos, escuchando a mis recientes descubrimientos: Garbage, Cranberries, Rod Steward, Bryan Adams, Journey y mis compilados de baladas en ingles; me preguntaba si en algún momento en el futuro recordaría con añoranza todo lo que estaba viviendo, toda la mala racha que estaba pasando; así como en ese momento recordaba mi adolescencia, la secundaria, la prepa; y pensaba que todo tiempo pasado había sido mejor. Con el tiempo pude constatar que en efecto, así fue.</span></p><span id="docs-internal-guid-7cbea524-7fff-10df-52cc-d43be24988d8"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mi cuñado había renunciado a su trabajo y se le estaba complicando encontrar otro. Mientras había aceptado manejar un taxi. Ahora estaba en casa todos los días. Dejé de ir a comer con frecuencia sólo para no encontrármelo. No habíamos tenido otro incidente, pero a mi no se me olvidaba lo que me había dicho, aunque tratara de disimular que sí. Estar en su casa era extraño, había algo que a mi orgullo no le parecía, constantemente me repetía que ahora estaba en su territorio, que tenía que obedecer sus reglas; tampoco es que en algún momento me hayan puesto alguna. Lo malo es que extrañaba comer con mi hermana y ver a mi sobrino, a sus casi 4 años cumplidos ya veía con él la novela de niños de las cuatro. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Claudia, con todo y su reciente boda, me contaba que empezaba a tener problemas con su marido, a quien por cierto ya habían despedido. Al señor nunca le terminó por simpatizar y aprovechó cualquier pretexto para despacharlo. Claudia me decía que su marido prefería trasnocharse tomando con un amigo suyo de la infancia, con quien recientemente se había reencontrado, que pasar tiempo con ella. Yo, que desde lo conocí con solo verlo supe de su homosexualidad, era incapaz de decirle que probablemente ese era el motivo. Aunque presentía que ella también lo sabía. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Adriana se había empezado a acercar a mí nuevamente, ahora como amigos. Constantemente me llevaba cosas y me buscaba para platicar; yo, hermético como un tupper, apenas y le contestaba. Aunado a esto acababa de entrar a trabajar una chica que se hizo amiga de Claudia, Ana. Como Claudia y Adriana nunca se habían llevado muy bien; Claudia insistía en emparejarme con Ana y alejarme de Adriana. Yo no tenía interés alguno en ninguna de las dos, pero me halagaba el interés de ambas.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Aunque también había cosas buenas, cuando llegó el tiempo de revisar los sueldos, conseguí nuevamente un buen aumento. No sin antes aguantar la letanía del señor, quien nuevamente me dijo que me daría más responsabilidades y que eso lo tenía que desquitar. Recién había contratado de medio tiempo a una pasante de abogado, Alma; quien después de terminar sus prácticas profesionales, se quedó para revisar contratos y supervisar despidos, la actividad favorita del señor. El plan era que ella y yo hiciéramos equipo; ella vería los temas legales, yo el cálculo de finiquitos y prestaciones. Alma y yo desde un principio tuvimos diferencias, se hizo amiga de Adriana y al conocer nuestra historia, o al menos la versión que ella le contó, tomó partido por ella. Alma sabía que yo no tenía una carrera universitaria y a menudo me decía que no merecía ni el puesto, ni la confianza que el señor me tenía; yo le decía que me tenía envidia y que si ella era tan buena, debía buscarse un trabajo de verdad, no uno en el que hacía como que trabajaba. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los problemas de el señor con su familia eran cada vez más evidentes. Su hijo mayor estaba por terminar la universidad y quería involucrarse en el negocio, pero él no se lo permitía. En varias ocasiones le gritó su ineptitud frente a todos, saliendo su madre al quite, quien también terminaba gritada. Entre eso y sus constantes aventuras de dominio público con las empleadas, se rumoreaba que entre ellos se empezaba a mencionar la palabra divorcio. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Una ocasión en que yo salí tarde me lo encontré en su oficina tomando un trago con Fernando, su sobrino hijo de su hermana. Fernando era buena onda, ya que llegabas a conocerlo; el señor le tenía mucha confianza y para muchas cosas era su mano derecha. Por esta razón en ocasiones Fernando podía parecer medio mamón o presumido. Por eso y por el hecho de que era muy, muuy, muuuuuy guapo, se sabía gustado por muchas; de hecho Adriana después de que terminamos se acercó a él para darme celos y lo consiguió, cuando los veía platicando sentía muchos celos, pero no de él, de ella. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Yo no le hablaba más que lo necesario pero tampoco es que nos lleváramos mal; si no le hablaba era por lo mismo que no le hablaba a la mayoría de mis compañeros hombres, por el temor de que notaran algo en mi que me delatara y todo el mundo supiera que era gay, me corrieran del trabajo, mi familia se enterara y me corrieran de la casa, terminando solo, avergonzado y humillado viviendo abajo de un puente, para acabarla en ese tiempo en Morelia no es que hubiera muchos puentes.Esa noche al despedirme de ellos el señor me dijo si no quería un trago, después del aumento que recién me había autorizado me pareció una descortesía rechazarlo.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El señor le estaba platicando a Fernando los planes que tenía para el negocio. Quería abrir más sucursales y posteriormente dedicarse a la venta de franquicias. Recientemente había empezado a importar laboratorios fotográficos, los vendía aquí ofreciendo la instalación, los insumos y la asesoría técnica, no le iba nada mal con eso. Nos dijo que nosotros dos éramos de su máxima confianza; que quería que yo aprendiera a manejar para darme un carro de la empresa y empezara a salir a las sucursales a echarles un ojo y que a Fernando le quería encargar lo de este nuevo negocio. Con ya varias copas encima nos empezó a contar los problemas en su casa, con su esposa que no lo entendía y con sus hijos a los que él no entendía, en un momento nos dijo que ojalá su hijo fuera como nosotros. Supuse que era el whisky lo que hablaba, pero no puedo negar que me halagó el comentario.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estuvimos echándonos unos tragos hasta casi la madrugada, cuando vio su reloj y nos dijo que, aunque no quería llegar a su casa, ya era hora de irse a descansar. Fernando se ofreció a llevarme a mi casa, vivíamos por el rumbo. Mientras íbamos a casa y me comentaba lo mal que veía la situación de su tío con su familia, yo no podía dejar de reparar en el hecho de que estaba a su lado, solos, de madrugada. En alguna ocasión ya había fantaseado estar con él en una situación similar, sólo que en mi fantasía por alguna extraña razón Fer me sugería que nos perdiéramos el asco, cosa que no estaba pasando. De pronto se detuvo en una Farmacia Guadalajara y me dijo -aguántame-, por un momento tuve la ilusa esperanza de que mi fantasía se haría realidad, pero mi esperanza se desvaneció cuando lo vi regresar con cigarros y no con condones. Me tuve que conformar con fumar junto a él y no fumármelo a él. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al día siguiente, con cruda y dolor de cabeza, llegué a trabajar; el señor ya estaba en su oficina, igual de gruñón que siempre. Me respondió el saludo echando la cabeza hacia arriba como acostumbraba. Desde ese día lo empecé a ver diferente, como que mi aversión se empezó a convertir en admiración y mi desprecio en respeto. Finalmente me sentí agradecido por que, a pesar de todo lo demás, tenía un buen trabajo y pensé que eso era lo importante; teniendo un buen trabajo, teniendo un buen sueldo, todo lo demás era lo de menos, o eso quería creer.</span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-46333233247866113732021-07-02T07:00:00.001-05:002021-07-02T07:00:00.229-05:00 LO PEOR ESTABA POR VENIR<div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Se acercaba el fin de año, en la oficina organizamos un intercambio de regalos. El dia del intercambio iríamos a “El último tren” a celebrar la navidad. Por coincidencia sería el mismo día que había quedado de verme con Daniel; quise cancelar el plan, de la oficina obviamente, pero no me dejaron. Tuve que decirle a Daniel que lo vería un poco más tarde. Quedamos de vernos en mi antigua casa, aun estaba deshabitada y yo todavía tenía las llaves. Ya no había muebles, sólo algunas sillas y una cama; si todo salía bien y el alcohol hacía el efecto esperado, esto último sería lo único que necesitaríamos. El llevaría el alcohol y los refrescos, yo un reproductor de CD. Con todo y la comida de la oficina, llegué un poco antes que él.</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Yo ya me había tomado unas cuantas por lo que le llevaba ventaja, empezamos a platicar, puso a Los Bukis; presentía que después de ese día esa música ya no me iba a recordar sólo a Sergio. El alcohol a ambos nos hizo el efecto contrario, en lugar de desinhibirnos y darnos valor, nos apachurró; ya llevábamos más de la mitad de la botella y no habíamos hecho más que platicar. En una de esas que fui al baño al salir lo encontré acostado en la cama, me acosté a su lado. Al acostarse se le había subido un poco la playera, no dejaba de ver de reojo el camino de vellos que iniciaba en su ombligo y se perdía más allá del resorte de su ropa interior; me paralicé, fui incapaz de tomar la iniciativa, me daba miedo el rechazo, me daba miedo todo. No hice nada, por desgracia él tampoco.</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Nos acabamos la botella y decidimos que era hora de irnos, ya casi amanecía. Al parecer yo había bebido mucho, muchísimo más que él. Me llevó a mi casa, esperó que abriera la puerta de la calle y se fue. La puerta de la casa no la pude abrir, al parece habían cambiado mi llave, la cerradura, o la puerta, eso pensaba en mi avanzado estado de ebriedad. Tuve que tocar el timbre y soportar que mi cuñado abriera la puerta sonriendo y moviendo la cabeza, en señal de complicidad y también de desaprobación. Mucho tiempo me arrepentí de mi cobardía de esa noche; no estoy seguro de que no me siga arrepintiendo aún ahora. Esa era era mi oportunidad y por cobarde la dejé pasar; nunca más iba a tener otra, lo sabía. Me iba a quedar eternamente con el ¿Qué hubiera pasado si...?</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A la fiesta de navidad de la empresa fui solo, no tenía a quien llevar pero tampoco lo necesitaba, ahí estarían mis amigos. Esta vez además del reconocimiento me dieron una botella, un reproductor de CD que era también radio despertador y una despensa. Esa fue la mejor de las fiestas que puedo recordar, la de mejor ambiente, la más divertida. El señor estaba tan animado, tan alegre, tan sonriente, como casi nunca se le veía. Yo llevé mi cámara para inmortalizar los mejores momentos de la noche, de pronto el señor pidió que nos tomaran una foto con él. Esa foto con los de la oficina y el señor en cuclillas frente a nosotros, recargando su codo en mi pierna, se convertiría en uno de mis mayores tesoros debido a lo que pasó después. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Esa navidad no tenía ganas de celebrar, ni las luces, ni la decoración de las tiendas lograron contagiarme el espíritu navideño. No dejaba de pensar en lo que había pasado con Daniel, y en lo que no había pasado, no dejaba de pensar en el camino de vellitos de abajo de su ombligo. Habían pasado pocos días pero no había sabido nada de él, yo estaba demasiado apenado para buscarlo. Me preguntaba si él estaba igual de decepcionado que yo, si me volvería a buscar o nunca más lo iba a volver a ver por mala copa. Por desgracia la cena de navidad de nuevo sería en la casa por lo que tuve que estar presente, aunque mi mente estaba muy lejos de ahí. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El 25 de diciembre fue lunes, amaneció nublado, frío, lluvioso, así como yo me sentía. Ellos se fueron al recalentado a la casa de la hermana de mi cuñado, yo preferí quedarme. Sonó el teléfono, era Daniel. Me preguntó si no iba a salir porque quería llevarme mi regalo, el corazón se me aceleró, la esperanza volvió. Le dije que ahí iba a estar, tratando de sonar casual. Me bañé, me cambié y me perfumé. </span></span><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Mientras llegaba me preguntaba qué me iba a llevar, me lo imaginaba llegando con un abrigo y debajo nada más que una tanga con estampado de regalo, no tuviera tanta suerte, pensaba. Al llegar lo invité a pasar pero me dijo que iba de rápido, pues andaba de "Santa Claus" repartiendo regalos y aun le faltaban varios hermanos. Me entregó una bolsa y me dijo que luego le dijera si me había gustado, me deseó feliz navidad y se fue. Esa fue una de tantas veces en que me quedé con las ganas de darle un abrazo. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para la cena de año nuevo inventé que saldría de fiesta con unos amigos, no quería ir a casa de la hermana de mi cuñado, no tenía ánimos de pretender que me la estaba pasando bien, no quería estar acompañado. Me quedé encerrado en mi cuarto viendo el conteo de los videos más votados del año en MTv, con la esperanza secreta de que sonara el teléfono y fuera Daniel diciéndome que iba para allá; con la esperanza de que sonara el timbre y fuera él que había llegado de sorpresa, ninguna de esas cosas pasó. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese fin de año fue triste, fue diferente, mi oficina sonaba a Los Bukis, mi Discman tocaba a los Bukis. Adriana, que para entonces ya era de nuevo mi amiga, me dijo que me veía raro, que hasta los gustos musicales me habían cambiado, yo sólo le sonreía, sin ánimos de darle explicaciones, sin ganas de aceptar su compañía. Tal vez en el fondo ya presentía los cambios que se venían, tal vez mi tristeza era porque ya temía que, lo peor estaba por venir.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-70448613964643265942021-07-01T07:30:00.000-05:002021-07-01T07:30:00.181-05:00Y QUE PASE LO QUE TENGA QUE PASAR<p><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Los cambios continuaban, unos provocados por mí, otros con los que yo no tenía nada que ver. Lis me dio la noticia de que estaba embarazada, sería tío de nuevo. También me dijo que nos tendríamos que mudar de casa. Mi hermana mayor, la dueña, les dijo que iban a hacer arreglos en la casa para rentarla; por lo que debíamos desalojar. En ese momento me enteré de que mi cuñado si tenía una casa, sólo que se la había vendido a una de sus hermanas; pero como no le había dado ni un centavo ahora se la iba a pedir de vuelta y ahí nos iríamos a vivir. Yo no quería cambiarme de casa, con todo y que la otra quedaba más cerca, mucho más cerca, del trabajo. Había aguantado viviendo con ellos porque sabía que la casa no era de mi cuñado, el saber que ahora viviríamos en una casa suya me causaba conflicto.</span></p><span id="docs-internal-guid-7ee4499d-7fff-7964-3c3b-60c0880987fb"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese verano tuve un incidente con mi cuñado. Lis estuvo ausente una semana pues Lu había ido a visitar a mi hermana mayor e invitaron a Lis para que también fuera. Mi cuñado dijo que no tenía problema en que Lis fuera, sin embargo ese sábado llegué a la casa y mi cuñado estaba tomando, me ofreció un tequila y al estar solos consideré que sería mala idea rechazarlo. De pronto empezó nuevamente con sus reproches: que mi familia sentía que él no merecía a mi hermana, que lo hacíamos menos, que para mis papás su máximo era el esposo de mi hermana mayor, sólo porque tenía dinero, que nos creíamos mejores que su familia, pero que éramos unos falsos y unos hipócritas. Que no nos decíamos las cosas entre hermanos, que mi cuñado había hecho cosas horribles con mi hermana y mis sobrinas. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Después empezó conmigo, me dijo que con todo y lo mucho que decíamos querernos Lis y yo, no nos teníamos confianza. Dijo que Lis había encontrado unas revistas porno en mi cuarto y en lugar de preguntarme qué onda con eso, le había dicho a él que hablara conmigo. Lo mismo cuando descubrió que tenía contratado un apartado postal y me mandaba cartas con hombres. No sabía si era sólo el alcohol el que hablaba pero lo último me hizo sentido; recordé que por aquellos días en una ocasión de buena a primeras, mi cuñado llegó con un bonche de revistas con viejas encueradas, y me dijo “para que te ilustres”. Pensé en hablar con Lis cuando regresara, pero cuando volvió no tuve valor. Sin embargo desde ese dia se me quedó la idea de que no iba a pasar mucho tiempo más viviendo con ellos, por mi cuñado más que nada. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Programaron la mudanza justo para el día de la boda de Claudia, el puente del 20 de noviembre. Yo sólo les ayudé a empacar pero no los ayudaría a cargar y descargar, para colmo al terminar la fiesta tendría que llegar a la casa nueva, a la que nunca había ido. La fiesta estuvo muy bien, Adriana fue con su hermano y yo con otras compañeras de la oficina. El pastel estuvo delicioso, yo lo había elegido. No nos hablamos en toda la noche. Al finalizar la fiesta nos fuimos en el mismo taxi Cristina y yo, como ya era de madrugada me pidió que primero la acompañara a ella y luego me llevaran a mi. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cristina no era convencional, era de “buena familia”. Se había casado con un buen partido obligada por su familia, había tenido hijos obligada por su familia. Había empezado a trabajar pues el marido la maltrataba, so pretexto de que él era el del dinero. Hacía poco tiempo su amor de juventud había aparecido de nuevo y se había vuelto su amante, el amante le había presentado a una amiga, cocaína. Estaba perdiendo el control y la cabeza. Yo la escuchaba, no la juzgaba por eso decía que me quería. Ese día en el taxi, al preguntarme porqué habíamos terminado Adriana y yo si hacíamos tan bonita pareja, en tono sarcástico como su personalidad; le dije que yo estaba enamorado de otro, ella se carcajeó. Yo sabía que estaba tan pasada que al día siguiente ni se acordaría.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Libre de compromisos y sin nadie a quien darle explicaciones, decidí aceptar la invitación que me había hecho un amigo del DF que era de los pocos con los que me seguía escribiendo, de ir a visitarlo, era hora de enfrentarme al monstruo que era para mi “La gran ciudad”. Me enteré que para esos días le habían programado una visita de revisión a mi padre, iría a Morelia. Yo ya tenía mi viaje programado y planeado no iba a cambiarlo, ni modo, no lo iba a ver.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El encuentro fue otro fiasco, el flamante representante de artistas que decía ser resultó ser un tipo con cero gracia y demasiadas ínfulas. Representaba a un niño al que llevaba a casting en TV Azteca, el máximo logro del niño había sido salir en “Trik Trak”, después no había hecho nada. El tipo vivía con sus padres y lo mantenía su hermana, me contó que ella tenía un super trabajo y andaba con su jefe. No vivía en el DF, me arrastró hasta Atizapán para presentarme a sus padres. Eso sí, me presentó como su exitoso amigo de Morelia, que era contador general de una cadena de tiendas de fotografía y estaba estudiando inglés. Lo bueno del viaje es que me sirvió de guía de turistas y me llevó a conocer lo más representativo de la ciudad, lo malo es que todo lo hicimos en transporte público y tardamos más en los traslados que en las atracciones. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al final del viaje cuando ya íbamos camino a la central, me preguntó la impresión que me había causado, no supe qué contestar, literalmente me quedé callado. Pensé que la noche anterior cuando fuimos de antro y había intentado besarme, mi rechazo le había dejado en claro lo que pensaba de él. El me dijo que yo le había gustado, que había quedado encantado con mis dos más grandes atributos, "y no son tus nalgas, son tus manos", me dijo riendo. Yo sabía que mis nalgas sí eran de mis mayores atributos, ¡Qué tiempos aquellos!. Me dijo que quería que nos siguiéramos tratando, que ahora me tocaba a mi invitarlo a Morelia, en tus sueños pensé.</span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: Arial; font-size: 11pt; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Empecé a creer que lo que le había dicho a Cristina aquel día era verdad, ahora que veía más seguido a Daniel, me estaba enamorando de él. Le notifiqué mi nueva dirección y un sábado en la noche tocaron el timbre, me dijo mi cuñado que me buscaban, al salir ahí estaba él, de sorpresa. Dijo que había ido a conocer mis nuevos dominios. Nos subimos a su camioneta a platicar, estaba escuchando a Los Bukis, los recuerdos se arremolinaron en mi mente. Me pregunto si me gustaba, le dije que mucho, yo no hablaba sólo de la música. Le dije que con esa música daban ganas de echarse unos tequilas, en lo que estuvo de acuerdo; le dije que antes de acabar el año quería ponerme con él una buena borrachera, ponle fecha, me dijo; le sonreí mientras le decía y que pase lo que tenga que pasar. </span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-5290353902853308162021-06-30T07:30:00.010-05:002021-06-30T07:30:00.218-05:00AUNQUE FUERA MAL HABIDO<p><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Decidido a continuar con mi cambio, hice caso omiso al tropezón que había tenido al ver a Daniel, como quien está a dieta y un día peca al comerse una dona. Como la prepa no se me había dado, decidí empezar un curso de Inglés, era fanático de las canciones en este idioma y me había propuesto entenderlas y cantarlas, no solo washa-washarlas. Para los de nuevo ingreso sólo había en el horario de 8 a 9 de la mañana de lunes a viernes, me inscribí con todo y que eso implicaba madrugar. Al pasar los meses descubrí que aquello se me daba, saque excelentes calificaciones al término del bimestre.</span></span></p><span id="docs-internal-guid-bfff37cf-7fff-d5a1-e726-8dcf06f1637f"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Lo que no se me estaba dando era lo del cambio, por más besos y abrazos que me daba con Adriana no llegaba a acostumbrarme. Las salidas eran de lo mejor, íbamos al cine, a caminar por el centro, algunos domingos iba a desayunar con ella, su familia ya era como mía, pero con ella seguía sin sentir nada. Me seguían gustando los hombres, los que veía en la TV, los que encontraba en la calle, algunos con los que trabajaba, otros de las clases de inglés, hasta su hermano menor si hubiera tenido unos dos años más. Deseaba que hubiera alguna forma de borrar ese gusto de mi cabeza, deseaba que hubiera alguna terapia que con choques eléctricos consiguiera que sintiera aversión por ellos, pero estaban hasta en mis sueños, incluso en los húmedos.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Me acordé de Daniel y de su curso, me dijo que ese curso lo había cambiado quizá con eso cambiaba yo también. Le llamé con el pretexto de devolverle su libro y quedamos de vernos. Aquello sonaba más a secta que a curso, no me dijo más que el lugar y la hora, dijo que no podía decir más, pues no hablar del curso era parte del curso; sólo que tenía que llevar dinero para mi acceso. Me recordó a “The fight club”, decidí intentarlo. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Ese sábado me presenté en la torre financiera a la hora indicada, después de pagar mi acceso me entregaron un gafete y me dijeron que buscara un asiento. A los pocos minutos salió alguien a darnos la bienvenida y después todos empezaron a gritar, yo no entendía nada. Al finalizar la sesión nos explicaron de qué iba el curso y las reglas. Había que hacer un ejercicio todo los días y asistir a las sesiones semanales. Si un día se nos olvidaba hacer el ejercicio o si un día faltábamos a la sesión, teníamos que empezar de nuevo. Garantizaban que después de pocas semanas empezaríamos a vernos y sentirnos diferentes y que al terminar el curso, después de 9 meses, los cambios serían definitivos. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">¿Qué podía perder?, más que dinero. Con estos gastos, el curso de inglés, este nuevo curso, las salidas semanales con Adriana, mi obsesión por comprar CD’s y otras chucherías, ni el sueldo que tenía me alcanzaba. El señor me había dado una nueva responsabilidad, ya había rentado las propiedades de La Merced y de Carrillo, yo era el encargado de cobrar la renta, sólo que a veces se le olvidaba y no me pedía el dinero, empecé a tomar prestado de ahí para mis gastos. Por otro lado hacía un tiempo que ya no me revisaba la nómina, confiaba en que pagaba y descontaba cada centavo. Algunas prestaciones adicionales empezaron a aparecer, sólo que no llegaban a los destinatarios. Sabía que estaba haciendo mal, me sentía cucaracha, pero nada que no hubiera sentido antes.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Con los meses las cosas en efecto empezaron a cambiar, para disgusto de Adriana. Me veía con más frecuencia con Daniel, le platicaba de él. Cuando me preguntó de dónde lo conocía, le dije que era del grupo de amigos con los que me juntaba antes, cuando andaba con mi ex, en parte era cierto. Los sábados como ya iba a este curso no iba a verla, sólo nos veíamos entre semana cuando la acompañaba del trabajo a su casa. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Cuando Adriana entró a trabajar también entró un chavo, Hubert, era maestro de baile y estaba más torcido que todos los gays que yo había conocido juntos, pero él juraba que era Hétero. La sorpresa fue cuando se hizo novio de Claudia. Empezó a invitarnos a todas las fiestas de XV años donde ponía la coreografía e íbamos en pareja, Claudia y él, Adriana y yo. La sorpresa mayor fue cuando nos dijeron que se iban a casar en noviembre, querían que Adriana y yo fuéramos sus padrinos de pastel.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Al avanzar en el curso sentí que empezaba a cambiar, me sentía más seguro, más desinhibido, más egoísta. Empecé a cambiar con Adriana, ya no le platicaba nada, nos quedábamos sentados afuera de su casa sin decirnos nada, yo ya no hacía el esfuerzo porque me gustara, por acercarme; ella me decía que me veía ausente que ya no era el mismo. Cansado de sus reproches, y al sentir que ya no la necesitaba, un día le dije que lo mejor era terminar. Yo sentía que a quién iba a extrañar más era a su mamá y a su hermano. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">El problema es que seríamos padrinos de una boda, boda a la que por supuesto ya no iríamos juntos, me dijo que buscara el pastel y que ella me daría su parte, obvio nunca se la pedí, dinero me sobraba, aunque fuera mal habido.</span></span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-21368069231736807462021-06-29T07:00:00.000-05:002021-06-29T07:00:00.178-05:00SIEMPRE ME HABÍA GUSTADO EL RIESGO<div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;">La plantilla en la oficina nuevamente se había renovado. Era cierto que pocos eran los que le aguantábamos el genio al señor; eran también pocas las que aguantaban su acoso. Algunas eran despedidas porque terminaban cediendo, otras porque no cedían. A finales del año pasado había entrado a trabajar a la oficina una niña, Adriana, que desde los primeros días me hacía mucho la plática. Era de las pocas que se salvaba del acoso pues a la entrevista había llegado con su mamá, quién se la encargó mucho al señor. Además a esta chica la había escogido Sonia, ella que era de las pocas que había cedido y conservado su trabajo, ya conocía los gustos de su jefe y escogía a mujeres que no le representaran un peligro. Adriana era delgada, bajita, tenía cara simpática y muchas pecas, al jefe le gustaban las gordibuenas.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El sábado que fuimos todos al cine, ella estuvo muy pegada conmigo; los compañeros empezaron con las bromas de que yo le gustaba y quería conmigo.Con mis penas de amores recientes, empecé a aceptar su compañía. Un día me dijo que si la acompañaba a su casa, resulta que vivía muy cerca de la oficina. Como no tenía nada a que llegar temprano a la casa y en la esquina de donde ella vivía pasaba el transporte que yo tomaba, la acompañé. Después de ese día el acompañarla a su casa se hizo frecuente, casi diario. Conocí a su mamá, quien rápido me adoptó; a su papá, que me miraba con desconfianza, a sus hermanos, con el menor hice migas casi de inmediato.</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El día de mi cumpleaños me organizó una cena en su casa, le había dicho que me encantaba la ensalada rusa con pollo y ese día le pidió a su mamá que me la preparara. Al salir de trabajar fuimos todos los compañeros a su casa en donde ya tenían preparado un pastel sorpresa, yo estaba abrumado con las atenciones, me estaba gustando, era algo a lo que me podía acostumbrar</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un domingo estaba lavando cuando sonó el teléfono en la casa, era él, Eduardo. Le contesté extrañado de que se apareciera después de tanto tiempo. Después del saludo y de las preguntas de cortesía, me dijo que llamaba a pedirme perdón. Que sabía que la había regado, que no entendía qué le había pasado, que me seguía queriendo, que lo intentáramos otra vez. Yo, que con mucho esfuerzo ya me había hecho a la idea de nunca más volverlo a ver; que ya estaba encaminado a mi cambio, a mi nueva vida; reaccioné con coraje a su llamada, a su impertinencia, a su destiempo, si me hubiera llamado antes...</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Le dije que a mi esa última vez que hablamos me había quedado claro que ya no quería nada conmigo, y que ya lo había superado, mentí. Ante mi respuesta cambió el tono de su llamada y molesto me dijo que entonces por favor le devolviera sus cosas. Sus cosas eran un chaleco que alguna vez me había prestado y que, como olía a la loción que usaba, ya no le devolví y unas fotos suyas que traía en su mochila y yo le había quitado. Le dije que sus cosas ya las había quemado, en eso no mentí. Me reclamó que no tenía derecho y tal, le dije que estaba ocupado y le colgué. Nunca más supe de él. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Un día estábamos sentados afuera de casa de Adriana cuando salió su mamá, al vernos abrazados, preguntó si nosotros ya éramos novios o qué, nos reímos. Ese día le dije que si ya andábamos juntos como novios para todos lados, pues que ya lo fuéramos. Le advertí que yo había tenido una relación muy importante que recién se había terminado, que aun me dolía, que aun no “la” superaba, que fuéramos despacio, que me tuviera paciencia, ella aceptó. Ese día nos dimos nuestro primer beso, yo no sentí nada; supuse que sería cosa de acostumbrarse.</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pocos días después de tener novia, apareció de nuevo Daniel, Daniel el serio, Daniel el corredor. En todo ese tiempo que teníamos de conocernos me había llamado algunas veces para saludar, quedábamos en ponernos de acuerdo para vernos, pero nunca nos veíamos. Ese día me invitó a tomar un café el fin de semana, acepté.</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Lo vi diferente, más seguro, más parlanchín, me dijo que tenía hambre y en lugar del café fuimos por unas hamburguesas. Después de cenar empezamos a caminar, recorrimos toda la Madero, de Villalongín al monumento y de regreso a catedral. Nos sentamos un rato en una banca. Me platicó que estaba tomando un curso “contranálisis” se llamaba; que le estaba sirviendo de mucho, que lo había hecho cambiar, le dije que en efecto lo notaba diferente. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Me dijo que tenía un vicio nuevo, la lectura y me dio un libro que traía acerca de este curso. Me pidió que lo leyera y que la próxima vez que nos viéramos lo platicábamos. Lo acepté solo por lo último que dijo, que íbamos a vernos una próxima vez. Podía sentir el peligro, sabía el riesgo que representaba el verlo, pero siempre me había gustado el riesgo.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-90248876333360488952021-06-28T07:30:00.001-05:002021-06-28T07:30:00.166-05:00SÓLO QUERÍA QUE MORELIA ME SIGUIERA TRATANDO BIEN<p><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Llegó la navidad, la última del milenio. Sería la cena de navidad de la empresa, yo tan enamorado como ya estaba, le pedí a Eduardo que me acompañara. Ya no me importaban las habladurías, estaba tan feliz que no me importaba enfrentar al mundo, si él estaba a mi lado. Le dije a Lis si alguien podía quedarse a dormir en la casa, le inventé que era un compañero foráneo, ella aceptó con recelo. Ese dia fuimos a la fiesta, les extraño que llevara a un amigo pero nadie dijo nada, me dieron un reconocimiento por mi antigüedad en la empresa y un premio por mi ascenso, todo fue más especial por estar él ahí conmigo.</span></span></p><span id="docs-internal-guid-4ab29cea-7fff-7db4-b82f-b37b69421e77"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span style="white-space: pre-wrap;">Al terminar la fiesta nos fuimos a casa, por primera vez dormiríamos juntos. Intentamos tener intimidad pero algo no salió bien, no supimos acoplarnos, sólo dormimos. Al dia siguiente se fue a casa de su papá muy temprano y quedo de pasar por mi a la hora de la comida para salir. Cuando llegó, mi hermana y su esposo habían salido; esperando que lo del día anterior hubiera sido sólo porque habíamos bebido de más, lo invité a pasar. Empezamos a besarnos, los besos hicieron efecto en su cuerpo, pero al tratar de tocarlo se apartó, me dijo que mejor nos fuéramos, que alguien podía llegar. Contrariado le dije que si eso era lo que quería, nos fuéramos. </span></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Fuimos al cine, después a caminar. Me dijo que ya casi salía de vacaciones, que un amigo suyo de la escuela lo había invitado a su pueblo y se iba a ir con él unos días, al notar mi molestia me dijo que su amigo tenía novia, que dejara mis celos. Al parecer había olvidado que cuando recién nos conocimos ya me había platicado de ese amigo, me había dicho que a veces tenía actitudes raras con él, aunque le dijera que no era gay; que cuando le platico a él de mí, se había hecho novio de otra compañera, como por despecho.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">La semana que él no estuvo yo me enfermé, estuve un par de días ausente de la oficina, el día que me llamó apenas y podía hablar, no me llamó más en toda esa semana. Al volver le marqué y nos vimos, estaba diferente, más animado, me dijo que se la había pasado muy bien, que se había divertido mucho. Esa era la última vez que nos veríamos ese año, me había dicho que en las vacaciones iba a pasar unos días con su mamá y otros con su papá, que se le complicaría verme, también lo acepté. Le entregué el regalo que le había comprado, él no me había comprado nada. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">La navidad y el año nuevo la pasaríamos de nuevo con la familia de mi cuñado, pero esta vez la cena de navidad sería en nuestra casa. Con la sospecha de que algo raro pasaba con Eduardo, esa navidad no pude disfrutarla. La cena de año nuevo fue de nuevo en casa de la hermana de mi cuñado, recordando el oso que hice el año pasado quedándome dormido en el baño, ni siquiera pude ahogar mi pena en alcohol.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">En el trabajo nos dieron la noticia que nuevamente nos cambiaríamos de oficinas. Habían construido un edificio en donde estaríamos todos juntos, los de la oficina del centro y nosotros. Lo que significaba que ahora veríamos al señor todos los días, y a la chismosa de su asistente, se nos acabaría la fiesta. Aunque ya siendo contador el trato directo era con la señora, a quien ya me había ganado; era él quien firmaba los cheques, autorizaba los pagos y tenía la última palabra para todo. Ya habíamos tenido varias, muchas, diferencias pues desde que entró Elena, y siguiendo su consejo de nunca quedarme callado y contestar cuando sabía que yo tenía la razón; varias veces me había gritoneado y yo a él; sobre todo cuando álguien que no fuera él quería darme órdenes, yo no las obedecía y me acusaban con él; yo le decía siempre que para eso no se me había contratado, lo que lo hacía enojar aún más. Las compañeras decían que no entendían cómo me aguantaba y no me había corrido, que parecíamos padre e hijo; mejor perro, les decía siempre. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">A principios del 2000 nos cambiamos. El nuevo lugar no estaba mal, mi oficina era más amplia y tenía una enorme ventana que daba al patio, la anterior era un cuarto sin ventilación. Tendría que cambiar nuevamente de transporte y caminar unas cuadras, pero esta ruta no era tan concurrida, siempre alcanzaba lugar sentado. Con el cambio de oficina también nos cambiaron los horarios, ya no podíamos salir a comer todos juntos, teníamos que tomar turnos para que siempre hubiera alguien en la oficina, la buena noticia es que los sábados saldríamos a las 3, ya no trabajaríamos por las tardes. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Se acostumbraba que a principios de año nos aumentaban el sueldo, esta era la primera vez que me tocaba a mi la junta con el señor para revisar salarios. Lo convencí de lo bien que trabajaba, de todo lo que hacía, de lo mucho que le había ahorrado al ya no necesitar a un auxiliar, logré que me autorizada un incremento de 150 pesos. Con este incremento me convertía en el que tenía el sueldo más alto de toda la oficina; más alto que el de Claudia, la de más antigüedad; más alto que el de Sonia, la chismosa de su asistente, su mano derecha, su tapadera. El me advirtió: “Así como vas a ganar te voy a exigir cabrón”, yo le dí el avión, ya había aprendido a darle el avión y él ya aceptaba que le diera el avión, “Siempre terminas haciendo lo que te da tu chingada gana, patrón”, me decía.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Ese, nuestro primer sábado en las nuevas oficinas, decidieron que saldríamos a comer todos juntos y después al cine para celebrar, yo dije que no iría. Había quedado de verme con Eduardo. Desde que se acabaron las vacaciones le había estado llamando para vernos y siempre me daba evasivas, ese día al fin lo vería.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Al medio día entró una llamada a mi extensión, era él. Estábamos decidiendo a dónde queríamos ir o lo que queríamos hacer cuando se cortó la llamada. Le volví a marcar sin éxito, lo seguí intentando hasta que entró la llamada. Me contestó molesto, le dije que se había cortado, me dijo que no, que él había colgado. Extrañado le pregunté porqué. Se soltó diciéndome que ya estaba harto, que siempre era lo mismo, que nunca podíamos ponernos de acuerdo, que me tenía que sacar las palabras. Me recordó esa ocasión que me había llamado cuando se fue con su amigo, que yo solo estaba callado y no le decía nada; le dije que apenas y podía hablar por mi infección de garganta; me dijo que eran pretextos, que ya no me aguantaba; le dije que entonces ya no me llamara; me dijo si yo creo que mejor aquí la dejamos; pues aquí la dejamos, le dije y ahora le colgué yo.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Salí de mi oficina fúrico y le dije a mis compañeros que siempre sí iría con ellos a celebrar. A pesar de todo nos divertimos. Al volver tomé el mismo transporte que tomaba Claudia, el que nos dejaba a ambos cerca de nuestras casas. En el camino íbamos platicando de lo bien que lo habíamos pasado, recordamos cuando yo entré a trabajar, me dijo que le había caído mal, le dije que ella a mi también, porque se creía la jefa. Caímos en cuenta que éramos los únicos que quedábamos de aquel tiempo. Pasamos a nuestra vida privada, le dije que andaba sufriendo por amores, me dijo que por eso ella estaba mejor sola. En tono de broma dijimos que ya que nos llevábamos tan bien, deberíamos empezar a salir juntos, para hacernos compañía. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Aunque el comentario había sido en broma, la idea se quedó dando vueltas en mi cabeza. Ya me había dado cuenta de que el tema con los hombres era muy complicado, ya estaba cansado de buscar, de conocer gente, de pasar por lo mismo una y otra vez, de creer haber encontrado a la persona adecuada, sólo para decepcionarme de nuevo al poco tiempo.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Llegó el día de la boda de Diana, yo fui acompañado de una compañera de otra sucursal, se decía que yo le gustaba así que la invite y aceptó. Esa fue la última vez que vi a Roberto, él fue solo. Se sorprendió al verme llegar acompañado de una mujer, pero lo entendió. "La gente en Morelia es muy de apariencias" se decía, como te ven te tratan. Yo estaba decidido a cambiar, a dejar atrás lo que yo había decidido creer era una etapa de experimentación. Yo sólo quería dejar de sufrir, yo sólo quería cumplir finalmente con lo que se esperaba de mi, yo sólo quería que Morelia me siguiera tratando bien.</span></span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-18313919394675388102021-06-25T07:00:00.001-05:002021-06-25T07:00:00.217-05:00INSEGURIDADES MÍAS<div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;">Después de semejante vergüenza decidí alejarme de los bares y los antros y volver a las cartas. Esta vez cometí un error, en lugar de rentar el mismo apartado postal de la vez pasada, renté uno en la oficina de correos cerca de la casa. Supongo que el cartero huevón de nuestra zona al ver un apartado postal contratado con nuestra dirección, decidió meter ahí toda la correspondencia, incluso la que iba dirigida a nuestra casa. Nos enteramos el día que Lis fue a la oficina de correos, pues hacía semanas que no recibíamos correspondencia, ni los recibos de los servicios. Cuando llegué a comer encontré en mi cama un enorme bonche de cartas con mi nombre. Me sentí descubierto. Lis no me cuestionó el motivo por el cual había contratado un apartado postal, ni quiénes eran todos esos que me escribían; pero supongo lo sospechó, después me enteraría que sí. Tampoco supe si se había quedado con alguna carta y la había leído. Al día siguiente fui a cancelar el apartado postal. A los chavos con los que ya me escribía les di la dirección de la casa, y decidí ya no escribirme con nuevos.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">Una mañana al llegar al trabajo estaban ahí los señores, encerrados en la oficina de Elena, al parecer les había renunciado, mi corazón se aceleró. Al poco rato salió el señor, me pidió que fuera a la oficina, yo lo dudé, las compañeras que estaban enteradas de la promesa de Elena, me alentaron a que fuera. Elena les había dicho que ese era su ultimo dia y que no le iba a entregar el puesto a nadie más que a mi; el señor me dijo que le recibiera, todavía me puse mis moños. Le dije que si esta vez si era en serio, que quería el mismo sueldo de Elena, como hacía la nómina con ella ya sabía cuánto ganaba; él me dijo que sí, si a todo. Elena les pidió que nos dejaran solos, la señora no quería pero al parecer el problema había sido con ella, así que el señor la sacó de la oficina. </span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">No había mucho que entregarme, tenía meses capacitándome; me dio las chequeras, la documentación que tenía a resguardo, las contraseñas de ingreso al sistema, el contacto del contador y se fue. Por la tarde llegó el señor y me dijo que la señora no estaba muy convencida de que yo me quedara con el puesto, pero que le echara ganas y él me iba a apoyar, que al día siguiente fuera a ver al contador para que me explicara bien lo que tenía que hacer. Así me convertí en el contador de la empresa, tendría mi propia oficina privada y pasaría de ganar 720 a 950 al mes.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con el aumento de sueldo me alcanzó para comprarme una TV, mi primer TV y para contratar TV por cable, además hice el intento de volver a la escuela, investigué de nuevo lo de la prepa abierta e hice los trámites, pero todo seguía igual de complicado al poco tiempo lo volví a abandonar. </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">Con la TV por cable mi horizonte se amplió, conocí a “Will and Grace”, me enamoré de Pacey en “Dawson`s Creek”. Descubrí MTv y mi horizonte musical también se amplió, más CDs por comprar. Por cable había mas variedad de series y películas muchas con personajes gays totalmente diferentes, personajes gays que tenían una familia, que eran aceptados, que tenían una relación en la que se tomaban de la mano y caminaban por la calle, que hacían más cosas que tener sexo. La esperanza se renovó en mí, quizá si existía la posibilidad de tener una relación como la que yo quería, quizá es que aun no encontraba al indicado.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ya había aprendido que una relación así no iba a encontrarla en los bares o en antros, me daba pavor pensar que me encontrara a alguien conocido, me aterrorizaba que al estar con alguien en buen plan, una sombra del pasado se apareciera y le dijera que yo era como zapato nuevo, que aflojaba con alcohol. Sólo me quedaban los candidatos con los que tenía comunicación por carta, decidí empezar a conocerlos. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Había un chavo de Guadalajara que me invitaba a ir a visitarlo, como ya había cumplido un año en el trabajo ya tenía vacaciones, decidí ir. El viaje me sirvió para conocer la ciudad, pero el encuentro fue un fiasco, lo que me contaba en sus cartas no tenía nada que ver con la realidad. Vivía recordando sus glorias pasadas cuando tuvo un club de fans de Caifanes y conoció a Saúl. El tipo era mucho mayor y así se veía, no tenía trabajo, yo tuve que pagar todo, en estos tiempos calificaría de chavo ruco. Lo único que pagó fue el café que me invitó en una “cita romántica” donde me regaló una rosa, contrató una canción con un trío y me declaró su amor. Al preguntarme si podía darme un beso, le tuve que dejar claro que “solo estaba viendo, gracias”. Al menos me divertí recorriendo Guadalajara, obviamente nunca más volví a escribirle. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">En agosto conocí a dos chavos de Morelia. El que conocí primero, Daniel, era un poco mayor que yo, como 4 años, era ingeniero egresado del Tecnológico, era un poco serio, penoso. El día que nos conocimos caminamos por toda la ciudad, resulta que su pasatiempo favorito era correr y caminar. Para no quedar mal le dije que a mi también me encantaba caminar, aunque el esfuerzo físico era algo que me sigue provocando alergia. Después de la primera cita intercambiamos teléfonos para estar en contacto, yo siempre daba el teléfono del trabajo, pasó mucho tiempo para que me contactara de nuevo.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El segundo que conocí, Eduardo, era menor que yo, como dos años. Estudiaba la licenciatura en Historia en la Michoacana. Vivía con su mamá, pero los fines de semana a veces se quedaba con su papá, quien ya tenía otra familia y coincidentemente vivía en una colonia aledaña a la mía. Era muy divertido, ocurrente, tenía unos ojos negros brillantes que me cautivaron desde la primera vez.</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Como les vi posibilidades, y pensé que si no era con uno sería con el otro, decidí terminar con la relación que tenía. Era un doctor, Juan Víctor; varios, muchos años mayor que yo, al que veía con frecuencia. Aunque ya habíamos salido a comer y al cine, cada salida siempre acababa en su departamento de soltero, nunca me lo dijo pero yo tenía la sospecha de que estaba casado. Para mi, que desde entonces el sexo era un requisito a cumplir y no una finalidad como tal, aceptaba que ese era el precio que tenía que pagar por su compañía.</span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El día que conocí a Eduardo nos vimos para comer, aunque ninguno de los dos comió. Me dejó en el trabajo para irse a la escuela y quedó de pasar por mí a la hora de la salida, las horas se me hicieron eternas. Al salir ya estaba ahí, en la plaza frente a la oficina esperando por mí, me sentí emocionado como quinceañera. Como no decidíamos a donde ir, sugirió que camináramos; al parecer caminar era la actividad de moda, para mi infortunio. Llegamos a un jardín, me dijo era su favorito, nos sentamos en una banca a platicar, a conocernos. Ese día empecé a fumar otra vez, con él. Estuvimos ahí un buen rato hasta que decidimos irnos, aunque ninguno de los dos quisiera, pero ya faltaba poco para que dejara de pasar el transporte. Quedamos de vernos al día siguiente. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Nos vimos todos los días de esa semana y quedamos de salir el sábado. Ese día caminábamos por el bosque Cuauhtémoc después de ir por un café, cuando pasamos por un lugar oscuro y solitario, de pronto se detuvo, me detuvo, se acercó a mi y me besó. No era ese mi primer beso, ni era la primera vez que besaba a un hombre, pero si era el primer beso con alguien por quien empezaba a sentir algo, vi estrellitas y fuegos artificiales. Quizá este cuente como el primer beso de amor verdadero, ése que romperá mi hechizo, el hechizo de no encontrar aún al indicado, pensé. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">Después de ese dia me hice adicto a sus besos con sabor a marlboro lights y halls de mora azul; buscábamos cualquier lugar oscuro, cualquier jardín, cualquier rincón escondido para besarnos, para tocarnos, disfrutaba la suavidad de sus labios, la forma en que su lengua juguetona exploraba el interior de mi boca, me encantaba como me abrazaba, como me pegaba a su cuerpo, como recorrían sus manos mi espalda bajando mucho más allá de la misma; hasta que recordábamos que estábamos en un lugar público y alguien podía vernos, entonces nos separábamos y seguíamos caminando, entre risas de complicidad. </span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">Con la necesidad de un contacto más íntimo le sugerí que entráramos a la oficina, generalmente yo era el último que salía pues era el que ponía la alarma, nadie llegaba después. Esa noche nos encerramos y le dimos rienda suelta a nuestro deseo recíproco. La incomodidad del lugar hizo que no pasáramos de tocarnos mutuamente. Aunque para mi eso había sido suficiente, sospeché que él esperaba algo más, se mostró molesto. Pero al no decirme nada, supuse que sólo eran inseguridades mías. </span></span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-67320058114609893172021-06-24T07:30:00.001-05:002021-06-24T07:30:00.172-05:00LA ZORRA EN LA PELICULA GRINGA DE ADOLESCENTES<p><span style="font-family: arial; text-align: justify; white-space: pre-wrap;">La noticia de Roberto y su enfermedad se regó como pólvora, como todos sabían que era mi amigo empezaron las dudas sobre mí. No se sabía que saliera con alguien, quizá yo también era joto, como él, se decía. Aquí me sirvió la anécdota con Diana para callar las habladurías. Claudia, a quien le llegaban las preguntas por ser cercana a mí, se encargaba de repetir que en una ocasión le había entregado un 21, con todo y que tenía novio; aunque ya para entonces Diana estaba comprometida, tenía fecha para la boda y pronto dejaría de trabajar, el marido ya no iba a dejarla. Contrataron a dos chavas, una para suplir a Diana y otra para suplir a Roberto, por un tiempo yo fui el único hombre en la oficina. </span></p><span id="docs-internal-guid-8c97f285-7fff-5653-9110-e543805434dc"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span style="white-space: pre-wrap;">Con el cambio de locación el ambiente en la oficina se relajó. Aunque me quedaba un poco más lejos y tuve que cambiar de ruta de transporte, la parte positiva fue que la señora sólo iba por las mañanas y al señor como ya no le quedaba de paso iba en muy contadas ocasiones. Las chicas nuevas se integraron rápidamente; una vez a la semana nos poníamos de acuerdo para ir a comer todos juntos a casa de uno de nosotros. Cuando tocó ir a mi casa les hice de comer croquetas de atún con espagueti, quedaron fascinadas con mi buen sazón. Los sábados también nos turnábamos para llevar el desayuno, a media mañana para botanear con churros o papitas y por la tarde para merendar un café con galletas o pan. </span></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">En casa las cosas empezaban a cambiar. Mi cuñado agarraba la jarra todos los sábados, cuando yo llegaba ya llevaba media botella de tequila él solo, al principio le aceptaba las cubas, después me daba pena con mi hermana. Un día llegó ya muy tarde y muy pasado de cucharadas, se puso agresivo y empezó a discutir con mi hermana, me despertaron los gritos, después los golpes en la puerta de mi cuarto. Al salir vi a mi hermana en el sillón temblando y llorando, mi cuñado estaba fuera de sí reprochándole no sé cuánta cosa; diciendo que toda mi familia pensaba que era muy poca cosa para ella, porque vivíamos en casa de mi cuñado y él no era capaz de comprarle una casa. Dijo que ya se iba a ir, que la iba a dejar yo le dije que se fuera pero que no regresara. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Se fue y me quedé consolando a mi hermana, sin saber bien qué decirle, le hice un té. Al día siguiente yo me salí; al volver ya estaban juntos, como si nada; me molesté, no quería ver eso otra vez, no quería ser parte de eso otra vez. Mi sobrino empezaba a caminar y ya andaba con la andadera por todos lados, yo tenía que guardar mis cosas, ya me había roto dos perfumes.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Al irse Roberto se había ido también mi compañero de fiesta, aunque me costó empecé a salir por mi cuenta los sábados, los lugares ya los conocía, y compañía siempre encontraba, aunque fuera de un rato. En una de esas le acepté la invitación al compañero de trabajo que nos habíamos encontrado en el antro, Pedro. Fuimos a bailar y me sugirió ir a su casa, no me gustaba para llegar a tanto. La mayoría no me gustaba para llegar a tanto, no eran lo que yo andaba buscando. Yo quería una relación, algo a largo plazo, un compañero, alguien con quien ir al cine, a tomar un café, alguien para platicar, y quizá después irnos a vivir juntos, como dicen ya traía el vestido de novia en la cajuela. Lo que encontraba y parecía que abundaba eran las relaciones casuales, los encuentros de una noche. Pensando que quizá siendo gay era lo único a lo que se podía aspirar, me dedique por un tiempo a eso, a las relaciones casuales. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Mi primer faje había sido por despecho, la noche en que besé a Roberto y él me rechazó; alguien más se me acercó y empezó de mano larga, yo ya tomado y resentido le seguí el juego, terminamos, literalmente, en un lote baldío al lado del antro. En otra salida conocí a Alejandro en un bar, un maestro de primaria. Empezamos a cruzar miradas cada uno en su mesa, después brindando a la distancia con nuestras cervezas, hasta que en una de esas que regresaba del baño se sentó en mi mesa. Platicamos y hubo química, resultó que vivíamos por el rumbo y se ofreció a llevarme a mi casa. En toda la noche no habíamos hablado de sexo y ya me llevaba a mi casa, parecía que éste era el bueno. Llegamos y me dijo que si no quería ir a conocer donde vivía, que podíamos pasarla bien, al voltear a verlo vi que ya tenía el asunto de fuera. Sorprendido, e incapaz de hacerle la grosería de negarme a tan amable invitación, le dije si después me traería de vuelta, me dijo que sí y nos fuimos a su casa. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">No estuvo mal, nada mal, pero al volver a casa me dio por bañarme, reflejo de cómo me sentía. Esa había sido mi primera vez, a mis 21 años. A pesar de lo bien que lo pasé me sentía sucio, culpable. Por mi educación cristiana siempre pensé que mi primera vez sería estando enamorado, con el amor de mi vida. Había pecado doble, primero por haberlo hecho con un hombre y segundo por haberlo hecho sin estar enamorado. A los pocos días Alejandro me llamó para vernos, quedó de pasar por mi al salir del trabajo, fuimos a otro bar. Me dijo que fuéramos a su casa para repetir, le dije que yo buscaba otro tipo de relación, me dijo que no creía en el noviazgo, el compromiso y esas cosas. Alguien se acercó a saludarlo y me lo presentó, se llamaba Erick, un Doctor residente. Alejandro se fue y me dejó con su amigo. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Erick y yo platicamos y nos caímos bien, no tenía teléfono pues rentaba un cuarto en una casa de huéspedes pero me dio su “Biper” para mandarle un mensaje y vernos de nuevo. Salimos varias veces y parecía que todo iba bien. En una ocasión fuimos de antro y nos encontramos con Alejandro, Erick le dijo que estábamos saliendo; estuvieron hablando solos y coincidentemente esa noche Erick me sugirió quedarme en su cuarto, yo acepté. Había tomado tanto que no recuerdo lo que pasó esa noche, sólo recuerdo que me levanté varias veces a vomitar al baño. </span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Al día siguiente Erick me dijo que se iba a tener que ausentar de la ciudad, que no sabía hasta cuando pero que él me buscaba cuando volviera. Le pregunté si todo estaba bien, me dijo que su amigo Alejandro le había contado que se había echado un “buen palo” conmigo, que “me recomendaba”; pero que, a juzgar por lo que había pasado en la noche, se había equivocado. No pregunté que había pasado, qué había o no había hecho. Avergonzado y humillado me fui a mi casa, sintiéndome la zorra en la película gringa de adolescentes.</span></span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-86325305984459924702021-06-23T07:30:00.001-05:002021-06-23T07:30:00.194-05:00EL CIELO SE SEGUÍA NUBLANDO<div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><span style="white-space: pre-wrap;">Pasaron los días y la nueva contadora, Elena, se integró al grupo; también se saltó la regla de no convivir con el resto. Me costaba reconocer que no me caía mal. Iba del DF donde hasta hace poco trabajaba, era irreverente, simpática, desinhibida, sincera, no se tomaba nada en serio. Nos contó que no pensaba durar mucho ahí, que había aceptado el trabajo pues su hermana se lo había ofrecido, pero que el señor le caía mal “welcome to the club”... Cuando le tuve la confianza suficiente le platiqué que el puesto me lo habían ofrecido a mí, pero que no me lo dieron por dárselo a ella. Entre bromas me dijo ahora entiendo porque me odiabas cuando llegué, y me prometió que cuando se fuera yo sería quien se quedaría en su lugar, lo dijo con tanta seguridad que se lo creí. Al poco tiempo empecé a ayudarle también a ella por las tardes, a escondidas. Me dijo que esa era mi capacitación.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con las cartas no me iba nada bien, ya había conocido a varios pero no se concretaba nada, además las cartas tardaban hasta dos semanas en llegar, incluso las que iban dentro de la misma ciudad. Un día creí conocer al indicado, se llamaba José Abraham, por algo que me explicó pero no recuerdo le gustaba que le llamaran “Jazz”, yo prefería llamarlo Abraham. Estudiaba Derecho y nadie sabía de sus preferencias, ni en su casa, ni sus amigos. Le gustaba dibujar, a mi me gustaba Garfield, me dibujó un Garfield que decoró mi cuarto las semanas que estuvimos en contacto. Nos vimos varios días en las bancas de la plaza de armas, hasta que nos citamos para salir un fin de semana. Fuimos al cine, vimos “Armageddon”, Bruce Willis fue mi crush por varios años. Le pedí su teléfono para estar en contacto, me dijo que no le gustaba darlo pero que como mi voz sonaba varonil me lo daría, pero que sólo le llamara si era muy necesario. Salimos por varios fines de semana más, hasta que un día no llegó a nuestra cita. Le llamé un par de ocasiones pero no lo encontré en su casa. Se esfumó y con él el Garfield que me había dibujado, que acabó en la basura. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Después de que Roberto y yo nos sinceramos, le platiqué de Abraham, le dije que era con él con quien me había visto en aquella ocasión y que, así como llegó, desapareció. Me dijo que no me preocupara, que hombres sobraban, le dije que me los presentara, cosa que hizo. Empezamos a salir los sábados de antro, me enseñó los lugares de ligue de la ciudad, eran relativamente pocos, recuerdo “La Rojas” en el centro; el “Boy`s” en la salida a Pátzcuaro, el café del teatro Ocampo, el bar del hotel Florida en la Avenida Morelos, y las bancas de la plaza de armas, así como las de el jardín de las rosas, pero estas últimas eran sólo para "obvias", no debía ir ahí. En uno de esos antros nos encontramos a otro compañero del trabajo, al parecer era cierto los hombres como nosotros abundaban. </span></span><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Ya con unas cervezas encima se me quitaba lo tímido y lo romántico, tuve algunos acercamientos con uno que otro chavo, cosas de una noche. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Con la convivencia con Roberto noté que me estaba ilusionado con él. Supongo que era normal, estábamos todo el día juntos, salíamos los fines de semana, me estaba enseñando a aceptar mis gustos, a ser yo. Y aunque no me gustaba mucho físicamente, me sentía bien estando con él. Sin embargo, cuando le tocaba el tema de ser algo más que amigos, lo evadía y me hablaba de lo guapo que era el mensajero, o el chico que acababa de entrar al laboratorio, o los hijos del señor que ya estaban en edad de merecer, o el compañero que nos habíamos encontrado en el antro y ahora me invitaba a salir. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">El fin de semana de día de muertos me invitó a su pueblo. El plan era el sábado irnos de antro, quedarnos en su casa y el domingo muy temprano irnos a su pueblo. Pensé que si ese fin de semana no pasaba algo entre nosotros, jamás pasaría; y sí, algo pasó. A Lis le dije que iría a Janitzio con los del trabajo de fin de semana, aunque ya hubiese pasado el día de muertos. El sábado mientras bailábamos me acerqué e intenté besarlo, me correspondió una vez y después el rechazo. Contrariado, molesto y ofendido en mi orgullo me porté cortante el resto de la noche, de no haber avisado en casa que no llegaría a dormir, habría cancelado el plan. Esa noche al llegar a su casa descubrí que no vivía solo, compartía departamento con una amiga, se sinceró conmigo. Me contó que ese departamento se lo había heredado a él y a su amiga su pareja, quien había fallecido hacía poco. Me confesó que había fallecido de complicaciones por SIDA y que él también estaba contagiado. Me dijo que por esa razón no podía haber nada entre nosotros, por mucho que lo deseara. Agradecí su honestidad, sintiéndome cucaracha, nada que no hubiera sentido antes...</span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Llegamos super cansados pues sólo dormimos un poco en el autobús. Su mamá ya nos tenía listo el desayuno, preparado en un fogón de leña. Era verdad que sus padres vivían alejados de la civilización, no tenían TV. Roberto me enseñó su cuarto, su colección de casettes y la grabadora que era su distracción. Después de desayunar tomamos una siesta escuchando a Pet Shop Boys y Cher, sus artistas favoritos. Por la tarde fuimos por leña al campo y su mamá nos hizo café, hacía frío y pronto volveríamos a Morelia. Yo no pude disfrutar el viaje, estaba ausente, no dejaba de pensar en la información que recién acababa de recibir, no sabía como asimilarla. </span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Después de ese día Roberto empezó a enfermar y a ausentarse del trabajo. A las pocas semanas lo despidieron, supuestamente por sus inasistencias. Lo seguí viendo algunas ocasiones en que quedamos para comer juntos y la última vez en la boda de Diana, después le perdí la pista. Mucho tiempo después me encontré con la amiga con la que vivía y me dijo que ella ya tampoco lo veía, que se había regresado a su pueblo, desahuciado. Una tarde el señor me dijo que "ya le estaban buscando reemplazo a mi amigo, que a ver si no me había contagiado", entonces comprendí el verdadero motivo de su despido, los rumores de su enfermedad habían llegado a los oídos de mi jefe, lo odié más. </span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="white-space: pre-wrap;">Esa navidad, mi primer navidad en Morelia fue especial. La ciudad se lleno de luces, los centros comerciales estaban llenos de adornos, juguetes, dulces. Lis puso el árbol de navidad, donde puse el regalo de mi sobrino. Fue una navidad fría, como según yo debían ser las navidades. La navidad y año nuevo la pasamos en casa de la hermana de mi cuñado, como mi vida laboral, amorosa y amistosa estaba medio complicada, me había dado por emborracharme a la menor provocación. Esa navidad toqué fondo, me quede dormido en el piso del baño de la casa de la anfitriona, después de haber regresado la cena. Para la cena de año nuevo ya tuve que comportarme.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por esas fechas nos dieron la noticia de que nos cambiaríamos de oficina. Los señores habían comprado una casa en La Loma y rentarían donde estábamos ahora, nos mudábamos a la sucursal de Carrillo. El cielo se seguía nublando.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-35799947827253343972021-06-22T16:41:00.000-05:002021-06-22T16:41:25.233-05:00LA VIDA ES UNA TÓMBOLA<p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Un día llegó el señor echando chispas y se encerró en la oficina con la contadora, le pidió a su auxiliar que saliera. Los gritos se escuchaban hasta afuera. Al poco rato salió la contadora enojada azotando la puerta, la habían corrido. Claudia nos dijo que eso pasaba siempre, así corrían a la gente, de un momento a otro, que no nos confiáramos. La auxiliar ahora se quedaría en lugar de la contadora.</span></span></p><span id="docs-internal-guid-bef23e0e-7fff-63cb-11be-5b2b5ea49678"><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">Nosotros no teníamos mucho trato con ellas, su oficina era la única que siempre tenía la puerta cerrada y al parecer tenían prohibido relacionarse con los demás, por la confidencialidad de la información que manejaban. Eso nos contó a Roberto y a mí la auxiliar. Cuando la dejaron sola le dijeron que le darían el mismo sueldo que la contadora y le contratarían ayuda. A la fecha ninguna de esas cosas había pasado. Por esa razón ya no le importaba saltarse la instrucción de no relacionarse con los demás. Yo empecé a llevarme muy bien con ella y como siempre se quejaba de que tenía mucho trabajo, y yo tenía mucho tiempo libre, le ayudaba por las tardes, a escondidas. Así me enteré de que había un despacho externo que veía lo de los impuestos y la nómina, ella solo hacía lo que se conocía como “talacha”.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por mi parte había empezado a intercambiar cartas con contactos de las revistas, para eso había rentado un apartado postal en la oficina de correos del centro, no quería que la correspondencia llegara a la casa y Lis la descubriera, no estaba preparado aun para ser descubierto. En ocasiones quedaba de verme con alguien a la hora de la comida y no iba a comer a la casa. Un día al volver de una de esas citas, me dijo Roberto muy serio que quería hablar conmigo. Me dijo que me había visto sentado en las bancas de la plaza de armas platicando con alguien; nervioso le dije que si, que era un amigo. Me dijo “sólo como comentario” que esas bancas las utilizaba la gente “de ambiente” (así se </span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; text-decoration-line: line-through; text-decoration-skip-ink: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">nos</span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> les decía entonces) para ligar; que no me sorprendiera si alguien se confundía, se me acercaba y pasaba lo mismo que con Diana, nos reímos, yo de nervios; no sabía eso, con todo y que para eso las estaba utilizando yo también.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">El tiempo voló y llegó septiembre. El 16 cayó en domingo por lo que el sábado 15 trabajamos sólo medio día. Planeamos irnos a comer todos juntos para celebrar la independencia, y nuestra tarde libre. Roberto no quería ir, le insistí hasta que aceptó. Fuimos a “El último tren” una especie de cantina famosa, donde pagabas la bebida y te daban botanas hasta hartarte, nos cooperamos para comprar una botella. Al calor de los tequilas y motivado por el ambiente, por lo a gusto que me sentía platicando con Roberto, le dejé entrever “mi condición”, su reacción fue reírse y decirme que ya lo sabía, pues estaba en la misma condición. Yo no me esperaba eso, creo que como mi membresía era relativamente nueva, aún no me activaban el radar, el "gaydar". Brindamos y desde ese día nos convertimos, en compañeros de trabajo, amigos, confidentes y cómplices.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: arial;">A las pocas semanas la escena de la contadora se repitió. Un sábado por la tarde el señor llegó enojado a encerrarse con la de contabilidad. Al poco rato salió y se acercó a mi lugar, me preguntó si yo había estudiado contabilidad, le dije que sí. Me dijo que "la vieja esa" había renunciado, que si quería quedarme con su puesto, le pregunté si con aumento de sueldo, me dijo que si, acepté. Me dijo que el lunes me entregaban el puesto pues no había querido quedarse ni a terminar la quincena. Ese fin de semana no dormí de la emoción, un ascenso en tan poco tiempo. Ya había planeado lo que haría con el incremento de sueldo.</span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span style="white-space: pre-wrap;">El lunes hasta llegué más temprano, sólo para decepcionarme en ayunas. Ya estaban el señor y la señora, encerrados en la oficina de contabilidad, le estaban entregando el puesto a la que se iba a quedar en su lugar. Al salir nos presentaron a la nueva contadora. Antes de irse el señor se me acercó y me dijo que le siguiera echando ganas, que yo estaba bien ahí, que ya saldría algo después. Iluso de mí, pensé que al menos recibiría una explicación. Con el tiempo nos enteramos de que la nueva era hermana de una empleada de una de las tiendas, empleada que se rumoreaba había tenido sus queberes con el señor, iba bien recomendada, no podía competir yo con eso.</span></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span style="white-space: pre-wrap;">Los sábado eran días de fiesta. Los señores se iban al rancho por lo que al no estar el gato...Desde temprano el mensajero iba por el desayuno, las tortas de carnitas, de mole con arroz o los días de quincena de "El Mago". Al medio día los gaspachos o los churros con crema y queso.</span></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span style="white-space: pre-wrap;">El personal del laboratorio fotográfico hacía limpieza de sus máquinas y todo el día nos ambientaba poniéndonos música de Pancho Barraza, La Banda Cuisillos, La Pequeños, El Recodo, La Banda el Limón y ya por la tarde de Arjona. Como nosotros éramos "los de la oficina" ellos también hacían la limpieza de nuestros lugares los días lunes.</span></span></span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span style="white-space: pre-wrap;">Un lunes no nos dejaron entrar pues aun no terminaban con la limpieza. Roberto y yo n</span></span></span><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">os quedamos en la oficina de la señora platicando con Diana y Claudia, hasta que nos dijeron que ya podíamos pasar. Al entrar a nuestra oficina casi me voy de espaldas al ver quién estaba terminando de hacer el aseo. Era Mariela. La misma Mariela de la florería, la que se creía dueña, la que me iba a despedir si faltaba otra vez. Me vio y pude notar también la sorpresa en su rostro, pero mientras el mío reflejaba orgullo, el suyo lucía apenado. </span><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">Platicamos brevemente de las coincidencias y tal; ese día, me dijo, empezaba a trabajar en la tienda; como era su primer día la habían mandado a hacer la limpieza de todas las áreas a ella sola. </span></p><p dir="ltr" style="line-height: 1.2; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial; white-space: pre-wrap;">No pude evitar pensar en las vueltas que da la vida, ella que en una vuelta se había sentido superior a los demás, superior a mí, por tener un mejor puesto; en esta vuelta estaba frente a mi exprimiendo del trapeador el polvo de las suelas de mis zapatos, mi yo soberbio se infló como guajolote. En una de esas eso le pasaría a la nueva contadora, a la que me había agandallado el puesto; finalmente, pensé, la vida es una tómbola.</span></p></span>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-13756248448544169742021-06-21T07:30:00.001-05:002021-06-21T07:30:00.189-05:00POCO DURÓ MI CONFIANZA<div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese lunes me presenté puntual, este lugar estaba mucho más cerca de la casa y entraba media hora más tarde que en los trabajos anteriores, todo pintaba súper bien. Ese día éramos tres los nuevos, Diana que iba para secretaria; Roberto, y yo que éramos los que estaríamos a prueba, uno de nosotros sería el elegido. El lugar resulto ser la casa de los dueños, en la parte del frente tenían una sucursal de la tienda y unas oficinas. En una oficina estaba la señora y las dos secretarias, Claudia y Diana, en otra estaríamos Roberto y yo, y en la otra estaba la contadora y su asistente. El señor sólo se paraba por ahí a veces cuando llegaba a comer, no teníamos que verlo a diario, otra buena noticia.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Claudia nos explicó lo que íbamos a hacer. La tienda tenía sucursales en Michoacán y Guanajuato, en total 16, incluyendo las de Morelia. Roberto y yo recibiríamos el sobrante del papel fotográfico que utilizaban en todas las sucursales, y teníamos que revisar que coincidiera con las listas de lo que habían reportado como utilizado y cobrado. Si había diferencias se les cobraban a los empleados por lo que había que ser meticuloso. Yo iba a revisar las tiendas foráneas pues mandaban información una vez a la semana, lo que me daría tiempo para realizar los reportes que mes a mes se le entregaban al señor, yo iba a hacer esos reportes ya que tenía estudios de computación. Roberto haría lo propio con las tiendas locales, que enviaban información diariamente.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline;"><span style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">El trabajo era sumamente sencillo, pero rudimentario; todo se hacía a mano, hasta los reportes. Como Claudia y yo congeniamos desde los primeros días, le pedí que me prestara su computadora para hacer los reportes. Al finalizar julio tuve mi primer junta con el señor, para presentar resultados. Le entregué los reportes ya hechos en computadora y hasta unas gráficas. Con la indiferencia de siempre apenas y vio mi trabajo y me dijo con su risa burlona que estaban bonitos mis </span><span style="font-size: 14.6667px; white-space: pre-wrap;">dibujitos</span><span style="font-size: 11pt; white-space: pre-wrap;">. Aguantándome el coraje por sentirme de nuevo menospreciado, le dije que si podían darme una computadora para que ya hiciera todo así, que sería más rápido, me dijo que luego lo veíamos. Le comenté también lo que me había dicho del incremento, ya había pasado más de un mes, me dijo también que luego lo veíamos.</span></span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Nuevamente con sentimientos encontrados, sentí que ese había sido mi examen y que, a pesar de lo inexpresivo del señor, lo había pasado. Estaba confiado en que me iban a elegir a mí, que era yo el que se iba a quedar. Además tenía el apoyo de Claudia, aprovechando que cuando me lo proponía podía ser encantador, me había empeñado en hacer buenas migas con ella ya que era la de más antigüedad y fungía de las veces de encargada de la oficina, cuando no estaba la señora. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un día al llegar a la oficina me encontré con la sorpresa de que ya tenía una computadora en mi escritorio, al parecer mi trabajo si le había convencido al señor. Mi sorpresa creció al llegar esa quincena y ver en mi nómina un incremento, aunque el importe no era mucho para mi lo importante es lo que representaba, estaba haciendo las cosas bien. Claudia posteriormente nos informó que íbamos a quedarnos Roberto y yo, que el señor había decidido que yo iba a ser como una especie de encargado, Roberto me entregaría sus resultados y yo se los presentaría. Las cosas no podían ir mejor. Le agradecí a Dios y juré que iba a portarme bien esta vez; que le iba a echar ganas; que cuidaría mi trabajo para durar años; que iba a contener mis arranques, mis impulsos; que soportaría las groserías y desplantes del señor; que me iba a quedar callado cuando tratara de regañarme. Demasiadas promesas para tenerlas presentes, y sobre todos cumplirlas.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con los meses formamos un buen equipo, Roberto y yo teníamos muchas cosas en común, nos gustaba la misma música, él era de Guanajuato y me contaba del lugar donde nació, una comunidad alejada de la civilización, similar a donde había nacido yo, nos hicimos amigos después de haber estado en competencia. Claudia a veces podía ser muy intensa y tomar muy en serio su papel de encargada, por lo que a veces chocaba con Roberto y con Diana, yo era el que quedaba mediando. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al Volver de comer Diana tenía la costumbre de preguntarme ¿Qué me trajiste? Yo le entregaba, en tono de broma, la envoltura del hall´s que traía en la boca, un recibo o cualquier cosa que trajera a mano; un día le entregué un boleto del camión. Pocas horas pasaron antes de que ya se había hecho un escándalo en toda la oficina, y la tienda. Claudia llegó y me dijo que ya se sabía que Diana me gustaba. Yo sin entender de que hablaban mandé a Roberto a investigar. Todo había sido por lo del boleto que le di. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Resulta que existía la costumbre de que, si al sumar la numeración que traía el boleto el resultado era 21, le podías dar ese boleto a quien te gustaba y con eso la persona que lo recibía estaba obligad@ a darte un beso. El boleto que le di a Diana al parecer sumaba 21. Le dije a Roberto que no tenía ni idea de eso, en mi pueblo no había camiones, ¿Cómo iba a saber de esos rituales de apareamiento?. Me dijo que se lo aclarara a Diana pues estaba entre halagada y ofendida, pues tenía novio. Le aclaré las cosas a Diana pero nunca, durante el tiempo que trabajamos juntos, pude quitarle de la cabeza la idea de que me gustaba y le había pedido un beso, cosa que posteriormente utilicé a mi favor.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background-color: transparent; font-size: 11pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Con la tranquilidad de tener un trabajo estable y un sueldo quincenal, empecé a atender mi vida personal. Al pasear por los portales llenos de ambulantes me había encontrado con varios puestos de periódicos, puestos en donde ya había visto revistas de “esas”. Un domingo armándome de valor repetí la técnica aplicada años antes cuando compré mi primer revisar porno; me paré en un puesto a ver todas las revistas, esperando que no hubiera nadie alrededor y me compré una que guardé inmediatamente en mi mochila. Era tiempo de buscar a otros como yo, era tiempo de buscar pareja. Confiaba en que con el tiempo iba a encontrar el valor para confesarle a Lis mis preferencias; confiaba en que por el tamaño de la ciudad aquí iba a ser más fácil conocer a alguien; poco duró mi confianza.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-12471863545583204212021-06-18T07:30:00.001-05:002021-06-18T07:30:00.191-05:00VIEJO MAMON<div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Esta vez no le conté a Lis mis planes, temía que no los aprobara. Sólo llegué un día diciéndole que había renunciado y que iba a empezar a buscar trabajo otra vez; me apoyó, no le quedaba de otra.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En esta ocasión volví a la búsqueda de trabajo como capturista o auxiliar contable. La prepa donde estuve era una “Academia comercial” en donde se estudiaban carreras técnicas; después de dos años uno salía con el título de secretaria ejecutiva o contador privado. La nuestra había sido la primera generación de esa escuela que, además de la carrera, estudiando un año más y llevando otras materias, saldría también con el certificado de preparatoria. Siendo Alejandro hermano de la directora y habiendo yo estudiado los dos años en la escuela, me dijo que podía tramitar mi título de Contador Privado; obviamente se saltarían otros requisitos como el servicio social y las prácticas, nimiedades. Le mandé mis papeles y las fotos. Ahora ya podía poner en mi solicitud que tenía la carrera de contador privado con título en trámite, de algo serviría, pensaba.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la práctica no sirvió de mucho, iba a las entrevistas pero me decían que no tenía experiencia, que en los trabajos anteriores había durado muy poco y no estaban relacionados con lo que solicitaba; ni siquiera los tomaban en cuenta. Las semanas pasaban. Había tenido que pedirles a mis padres me mandaran dinero pues no tenía nada ahorrado y ya habían llegado los recibos de los servicios. Me tuve que aguantar el sermón y el “Si no te está yendo bien puedes regresar, no tienes que andar dando molestias”.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Entre tantas entrevistas fui a una en donde solicitaban “Auxiliar Administrativo” no sabía bien lo que era eso, pero al menos no parecía estar relacionado con ventas. Me presenté puntual. Era una tienda de artículos fotográficos que curiosamente estaba sobre Miguel Silva, a escasas dos cuadras de la florería. Me tuvieron esperando casi una hora pues el dueño, “el señor”, estaba ocupado, empezamos mal. Finalmente me pasaron y empezó la entrevista. El señor estaba buscando a alguien que le supiera a las computadoras, al archivo, y esas cosas, quería un hombre pues las “viejas” eran muy delicadas y no duraban. Vio mi solicitud, me vio a mí y empezó a ponerme peros: No era de la ciudad y tenía poco viviendo ahí, ¿Quién le garantizaba que no me iba a querer regresar a mi rancho? No tenía experiencia ¿Cómo quería trabajar de algo que nunca había hecho? Estaba muy chavo, soltero y sin obligaciones ¿Cómo sabía que si iba a aguantar en el trabajo? Tenía una carrera de Contador Privado ¿Por qué no buscaba trabajo de eso? </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para finalizar me pasó una sumadora y me dijo que le hiciera unas cuentas. Gracias a mis clases de mecanografía en la prepa-academia tenía agilidad en los dedos y me sabía de memoria el teclado; gracias a mis clases de computación también me había memorizado el teclado numérico. Hice las operaciones sin quitar la vista de la hoja y sin ver mis dedos, noté que eso le sorprendió, pero en lugar de reconocerlo hizo una mueca de burla. Me pidió que hiciera una factura, la hice; me pidió que sacara el porcentaje de unos importes, con la sumadora lo hice.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Me dijo que, de llegar a quedarme con el trabajo, iba a tener un horario de lunes a sábado de 9:30 a 8:00 con dos horas de comida, que el sueldo sería de $650.00 al mes con opción de incremento, que se pagaban las prestaciones de ley. Además se iban a contratar a prueba dos personas para el puesto, al mes se decidiría quien se quedaba. Terminó la entrevista con el ya tan bien conocido “Te llamamos”.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Salí de la entrevista con un mal sabor de boca, con sentimientos encontrados. El trabajo sonaba bien, el sueldo era bueno; hasta ese momento lo de las prestaciones sólo lo había visto en clases en la escuela, pero tener aguinaldo, seguro y vacaciones no sonaba nada mal, además era algo relacionado a lo que había estudiado. Por el otro lado el dueño era nefasto, prepotente, grosero, naco, todo el tiempo me habló como burlándose de mí, como demeritándome, como haciéndome sentir menos. Anticipándome a que no me contratarían, y para no sentirme decepcionado al no recibir la llamada prometida, mi yo susceptible me dijo: que feo sería trabajar todos los días con un tipo así.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un día Lis escucho en la radio "Stereo Mía", que solicitaban personal en Coca Cola, me dijo que fuera, era la Coca Cola; ante su insistencia fui. El trabajo era para “operario de producción”, obrero en términos llanos. Estábamos más de 100 personas en un cuarto donde nos hicieron exámenes. Después de los exámenes nos separaron a los que salimos mejor y nos aplicaron otros exámenes. En los tiempos de espera entre una prueba y otra se comentaba entre los que ya habían pasado por el proceso anteriormente, o los que conocían gente que ya trabajaba ahí, que el trabajo era en una fábrica, que era pesado pues se rolaban turnos y había que trabajar de mañana, tarde o noche y en ocasiones sábados y domingos.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mi yo perezoso me dijo que no quería trabajar en fines de semana, además la idea de un trabajo como esos para mí era progresar, ir escalando, ahí no parecía que fuera a ser así. Al final del día nos llamaron a unos pocos y nos dijeron que teníamos que presentarnos al día siguiente en la planta para hacernos exámenes físicos. Fui a los exámenes físicos, como no tenía tatuajes, no tomaba, no usaba drogas, salí bien en general; únicamente comentaron que tenía un poco desviada la columna, nada de cuidado. Nos dijeron que teníamos que volver para una plática donde nos explicarían en qué consistía el trabajo, se hablaría de sueldo, prestaciones, horarios y nos dirían cuando empezar. Camino de vuelta a casa analizaba las cosas, me preguntaba si eso era lo que quería, si era a lo más que podía aspirar, ya casi tenía un mes sin trabajo, aun así no quería darme por vencido, tenía miedo de conformarme, de acomodarme.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Llegué a casa aun sin saber bien qué iba a decir, sobre todo al entrar y ver la cara de Lis emocionada preguntándome cómo me había ido. Le dije que me habían hecho los exámenes físicos, que me habían descartado por tener la columna desviada y no poder levantar cosas pesadas, eso había dicho el médico. Si, le mentí; si, me sentí una cucaracha; pero nada que no hubiera sentido antes. Notablemente decepcionada me dijo que tenía un recado, que me habían llamado de lo que era al parecer una tienda de fotografía, que habían dejado un teléfono y un nombre para que me comunicara. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Incrédulo y nervioso marqué. Si, era de la tienda de fotografía. Pregunté por “el señor”, me lo comunicaron. Le dije mi nombre, como era de esperarse no supo quién era yo; le dije que me habían llamado por lo del trabajo y se acordó. Me dijo que me presentara el próximo lunes, 18 de Junio, en la sucursal que estaba frente al Templo de la Merced, ahí estaba la oficina de su esposa “La señora”. Tenía que preguntar por Claudia y ella me iba a decir qué tenía que hacer. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ya tenía trabajo, después de un mes. Estaba tan emocionado que hasta olvidé lo que había sentido en la entrevista, después lo volvería a recordar. Pero en ese momento me olvidé de la primera impresión que me había dado “el señor”, ese viejo mamón.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-25383035740804086872021-06-17T07:30:00.001-05:002021-06-17T07:30:00.189-05:00LA FLORERIA<div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Con mi nula experiencia en la búsqueda de trabajo y todo lo relacionado, pensé que con tener un mes de experiencia en un trabajo sería suficiente para que se me considerara en otro, y que sería igual de rápido que la primera vez. Con el paso de los días me empecé a dar cuenta que no era así. Todos los días salían anuncios e iba a entrevistas, entrevistas que no pasaban del “nosotros te llamamos”. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Se acabó la primer semana y aun no tenía nada, para la siguiente semana bajé mis estándares y empecé a llamar para aplicar a cosas más sencillas. Vi un anuncio donde solicitaban auxiliar de tienda, me presenté. El negocio era una florería de plantas artificiales que se encontraba en la esquina de Miguel Silva y Aquiles Serdán, en el centro. El dueño tenía también contra esquina una tienda de figuras de cerámica, en donde en la compra de la figura daban clases de pintura gratuitas.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El trabajo consistía en estar en la caja de la tienda de cerámica cobrando, y ayudar en lo que se requiriera. Pagaban $400.00 al mes, una fortuna comparado con mi sueldo anterior y había la posibilidad de un aumento dependiendo del desempeño; se trabajaba de lunes a sábado de 9 a 8 con dos horas de comida, era para empezar el 1 de marzo. Acepté sin pensarlo. El día que empecé a trabajar resultó que habían contratado a otro chavo, seríamos dos. Uno de nosotros tendría que acompañar al dueño al DF a surtirse de mercancía, y le tocaría un bono por ese trabajo; por suerte eligieron al otro para eso, la idea de viajar al DF no me agradaba para nada.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Rogelio era cuñado del dueño y era el encargado de la tienda de cerámica, algo así como mi jefe directo. Era el creativo quien se encargaba de hacer arreglos florales, y de dar las clases de pintura. El chavo era muy buena onda, nada que ver con el dueño quien siempre andaba de malas, gritando y acelerado. Se rumoraba que le hacía a las drogas y que tenía problemas con su esposa porque tenía “gustos raros”. Frecuentemente discutían enfrente de todos, se decía que estaban juntos sólo por los negocios y por el niño de reconciliación; el hijo de 5 años que habían tenido esperando que se resolvieran sus problemas. En la tienda también estaban frecuentemente el otro hijo del dueño, Cristian, y su novia Lizbeth, en estos tiempos ambos serían “NINIS”. Lizbeth empezó a dar clases de pintura también, aunque Rogelio decía que su único talento era ser la novia de su sobrino. En la florería estaba la esposa del dueño, hermana de Rogelio, quien se encargaba de la administración de los dos negocios y tenía una asistente que era su mano derecha, Mariela, quien se creía también dueña y era como la enemiga en común de todos los demás empleados.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El trabajo me gustaba, empecé a llevarme bien con los compañeros, los sábados no íbamos a nuestras casas a comer y comprábamos para comer todos juntos ahí en la tienda. El chavo que contrataron junto conmigo, Daniel, vivía en la misma colonia y nos íbamos juntos a la hora de la salida. Después del mes de trabajo llegó mi súper aumento de 50 pesos. El sueldo me alcanzó para comprarme ropa, un mejor Walkman, y hasta el casete original del re-encuentro de mecano “Ana, José, Nacho” que escuchaba sin descanso. Al cine ya no había vuelto, con todo y lo mucho que platicaban de una película buenísima que estaba en cartelera “Titanic”, Rogelio dijo que ya la había visto como 5 veces pues su esposa estaba fascinada; la idea de ir sólo al cine no me agradaba mucho. En casa empecé a pagar los servicios y compraba frecuentemente leche y pan para cenar, ya no me sentía un arrimado.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Semanas después le tocó a Daniel su primer viaje al DF. Al volver me contó que era demasiado pesado, iban y volvían de madrugada y el trabajo consistía en acompañar al dueño a las compras, y cargar y descargar la camioneta con todo lo que se comprara. Al parecer lo había hecho bien y el dueño estaba muy contento con él, por lo que ya lo llevaba y traía a todos lados. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En esos días fue la “Expo Feria Michoacán 1998” y fui con Daniel y con otros compañeros, mi primera vez en una feria tan grande, nada que ver con la del pueblo. Al volver a nuestras casas, ya con unas cervezas encima, Daniel me dijo que me envidiaba pues yo me la llevaba más tranquilo, que el bono que le daban no era tanto como para la “chinga” que se llevaba, que el dueño si era medio raro y de repente se le insinuaba, que estaba pensando en renunciar. Mi yo egoísta pensó en cómo me iba a afectar si él renunciaba, yo no estaba dispuesto a hacer su trabajo.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Un día estaba en la caja y se me hizo fácil tomar mi mochila para cambiar un billete por monedas, en eso iba entrando el dueño y lo único que vio fue como tomaba un billete y lo metía en mi mochila; no me dijo nada pero por su expresión me di cuenta de lo que parecía que estaba haciendo. El día de pago la esposa del dueño y Mariela hablaron conmigo. Me dijeron lo que el dueño había visto, les expliqué lo que estaba haciendo y me dijeron que me creían, pero que para evitar mal entendidos, ya no iba a estar en caja. En mi lugar pondrían a Lizbeth quien ya iba a estar de tiempo completo en la tienda, yo ayudaría a Rogelio a quien se le iba a juntar el trabajo pues se acercaba el día de las madres y tenía que hacer muchos arreglos; además me iba a ir con el dueño al DF en su próximo viaje pues Daniel había renunciado y sólo estaría hasta fin de quincena.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El trabajo ya no me agradó, mi yo rencoroso ya no veía de la misma forma al dueño, a su esposa, a Mariela, a Lizbeth. Con todo y eso Rogelio descubrió la sensibilidad y creatividad que tenía escondidas y me tomó como su pupilo, me enseñó a hacer los arreglos y hasta dejó que los hiciera a mi gusto, me dijo que pasando el día de las madres me enseñaría a pintar la cerámica, Lizbeth me veía recelosa. Ese 10 de mayo fue domingo y nos dijeron que íbamos a tener que trabajar, se esperaba que se vendieran muchos arreglos, los arreglos que habíamos estando haciendo toda esa semana. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mi descontento en el trabajo aumentaba, Lizbeth ahora que estaba en caja se creía otra dueña y ya había tratado de darme órdenes, órdenes que no obedecí, ya me había acusado con su novio y su suegro. Tampoco quería trabajar en domingo, y mucho menos irme de viaje con el dueño, no tanto por el viaje, o por sus gustos “raros”, con lo que no comulgaba era con la idea de cargar y descargar. Mi yo soberbio me decía que una cosa era trabajar de auxiliar de tienda, otra muy diferente era terminar de cargador, eso era para gente sin estudios. Sentía que así iba a empezar y que cuando menos me diera cuenta ya iba a estar de vendedor en una tienda, como mi hermano. No me había ido tan lejos para terminar como mi hermano, estaba a tiempo para retomar el camino, para buscar algo relacionado con lo que había estudiado; para mí mis estudios, con todo e inconclusos, no eran poca cosa. Decidí no ir a trabajar ese domingo.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El lunes Mariela habló conmigo, molesta trató de regañarme por no haberme presentado el domingo, me dijo que se me iba a descontar el día y que a la próxima me iban a despedir. En un arranque muy de los míos le dije que esa era mi última semana, que renunciaba, lo que la molestó aún más. La esposa del dueño habló después conmigo y me dijo que al menos fuera al viaje con su esposo, que les diera unos días en lo que contrataban a alguien más. Yo le dije que ya Mariela me había dicho que me iban a despedir a la próxima, y que les quería ahorrar el trabajo. Supongo que algo le dijeron pues esos últimos días Mariela se portó más seca y cortante conmigo. Me daba igual yo ya me iba, ya tenía mes y medio en ese trabajo, ya había tenido suficiente de La florería.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-44330712771576406772021-06-16T17:31:00.000-05:002021-06-16T17:31:30.429-05:00MI LUGAR<div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify; white-space: pre-wrap;">Lo de que llegando tenía que buscar trabajo no era broma, al día siguiente al despertar Lis ya me tenía el periódico, listo para empezar la búsqueda. Yo pensaba que iba a tener el resto de la semana para aclimatarme, para instalarme, me equivoqué. Afortunadamente este periódico, “La Voz de Michoacán”, traía muchos más anuncios, empecé a marcar los que según yo podía hacer con mi certificado de capturista de datos y mis 4 semestres de la carrera técnica de contador privado. Lis los revisó y me dijo cuáles podían ser fraudulentos, cuáles estaban demasiado lejos, cuáles estaban en zonas poco accesibles; a los que quedaron empecé a llamar por teléfono. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Conseguí algunas entrevistas y ella me acompañó para enseñarme como moverme en la ciudad. Se llegó la hora de comer por lo que volvimos a la casa, aún tenía otra entrevista por la tarde. Mi cuñado por su trabajo estaba ausente toda la semana, sólo llegaba los sábados por la tarde y el lunes por la mañana se volvía a ir. Lo iba a conocer hasta el sábado. Le había agradado la idea de que con mi presencia Lis no estaría sola toda la semana, por eso había aceptado que me fuera a vivir con ellos.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Por la tarde después de comer nos fuimos a mi última entrevista del día. Era en la Vasco de Quiroga, en la calle de Ordenanzas, era una casa. Pensando en que quizá la dirección estaba equivocada, toqué dudoso el timbre. Salió un chavo de máximo 25 años, el trabajo si era ahí, él sería mi jefe. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Me explicó que se dedicaba a capturar en computadora trabajos y tesis de sus compañeros de la escuela, que ahora ya era más conocido por lo que lo empezaban a buscar de otras escuelas, por lo que a pesar de que ya tenía a una persona que le ayudaba, necesitaba contratar otra. Me hizo una prueba de escritura para ver mi rapidez, la pasé me dio el trabajo.<br /></span><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Iba a trabajar de Lunes a Sábado de 9 a 6, saldría a comer de 2 a 4. El sueldo sería de $30.00 a la semana. Para mi estaba bien, aun no sabía qué iba a hacer, se supone que iba a buscar escuela, lo importante por el momento era conseguir un trabajo para obtener experiencia, para tener algo que poner en mi solicitud. Estaba feliz pues en mi primer día de búsqueda, había encontrado trabajo. </span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese sábado conocí a mi cuñado, Lis podría haber conseguido algo mejor, pensé. Comentamos que ya había encontrado trabajo, que ambos le íbamos al América, me ofreció un tequila, parecía que nos llevaríamos bien.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El trabajo era algo aburrido, lo único que hacía era transcribir, con el paso de los días empecé a pensar que podía conseguir algo mejor. Lo platiqué con Lis y estuvo de acuerdo, el sueldo era muy poco, no podía ser algo a largo plazo. Al cumplir el mes le di las gracias a Luis, mi jefe, y le dije que iba a buscar algo de medio tiempo porque quería estudiar. Lo lamentó y me dijo que si más adelante quería regresar le llamara. Nunca lo hice.</span></span></div><div style="line-height: 1.3800000000000001; margin-bottom: 10pt; margin-top: 0pt; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Ese primer trabajo me sirvió para perderle el miedo a la ciudad, para tener algo de dinero y salir esos primeros fines de semana a explorar, para ir a conocer las plazas comerciales, para ir al centro y recorrer los portales llenos de ambulantes, para ir por primera vez en mi vida al cine, vi “IN & OUT”. Todo lo que había visto hasta ese momento me había gustado, estaba entusiasmado, parecía que ahí si me iba a asentar, parecía que al fin había encontrado mi lugar.</span></span></div>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-38031314621144923762021-06-15T07:30:00.001-05:002021-06-15T07:30:00.211-05:00AMOR A PRIMERA VISTA<div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;">Aunque ya había ido dos veces a</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">Morelia era la primera vez que iba solo. La
primera vez yo tenía 8 años y fui con mis papás, Lu y Lola. Nunca habíamos
hecho un viaje tan largo, o un viaje a secas, por lo que nadie sabía que los
viajes me mareaban. Lo descubrimos pocas horas después de haber iniciado.
Empecé a sentirme extraño y después a vomitar, una vez que empecé no pude
parar. En ese tiempo el viaje al DF era de casi 15 horas, de la cuales no dormí
ni una y mi madre tampoco. En el DF ya nos esperaban mi hermano y su esposa
para continuar el viaje a Morelia, ahora en carro, ya no en autobús. Todos
esperábamos que el carro no me hiciera el mismo efecto, no fue así.</span></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><br /></span>El viaje del DF a Morelia creo duraba como 5 horas,
pasábamos un montón de pueblos, a mí se me hizo eterno. Cuando finalmente
llegamos yo era una piltrafa, un guiñapo, un despojo humano, después de casi 24
horas sin comer y sin dormir. Afortunadamente para el regreso me drogaron y ya
no fue tan traumático, de no haber sido así no sé si me habrían quedado ganas
de regresar, a mis padres de volverme a llevar</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />La segunda vez tenía 13 años, esta vez Lola no nos
acompañó pues estaba recién parida, sólo fuimos mis papás, Lu y yo. En el DF
nos esperaba mi cuñado, el marido de mi hermana mayor, para llevarnos a
Morelia. En ese tiempo habían puesto una corsetería y mi cuñado compraba la
mercancía en el DF, pasamos a un centro comercial “De Todo” se llamaba; mi
madre no dejó que nos bajáramos pero yo estaba feliz paseando por “la gran
ciudad”. En este viaje fui muy feliz, mis sobrinas eran sólo algunos años
menores que yo y, aunque yo ya estaba en tercero de secundaria, seguía comportándome
como un niño travieso. Ese fin de año fue especial, ese fin de año me enamoré
de la navidad, de la época, de las luces, de la cena, de la rosca de reyes. Las
vacaciones se acabaron y yo ya no quería regresarme, quería quedarme con Lis,
quería que me adoptara. Después de este viaje se me quedó la idea en la cabeza
de que algún día iba a volver para ya no irme, en la escuela les dije a mis
compañeros que al terminar la secundaria me iba a ir a vivir ahí, 7 años
después finalmente lo había conseguido.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Siempre fui muy observador y muy bueno para recibir
indicaciones, las cuales seguí al pie de la letra: “Cuando llegues sigues a
toda la gente, van a ir a recoger la maleta. Ya con tu maleta buscas las
señales de la salida y de la taquilla de los taxis, si no la encuentras le preguntas
a un policía. Compras un boleto a la central de observatorio y vas checando que
no se vaya a ir por calles muy solas. En la central compras un boleto a
Morelia. Cuando llegues a Morelia sales a tomar un taxi y le dices que te lleve
a la dirección de la casa”.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Iba temeroso pero ilusionado, confiando en que si
algo pasaba, mi demonio guardián acudiría al rescate, la dirección de la casa
de Morelia y el teléfono lo tenía memorizados desde la segunda vez que habíamos
ido. Sin embargo, en el taxi entre TAPO y OBSERVATORIO, iba con un nudo en el
estómago. Recordaba nuestros viajes anteriores, las veces que en la central mi
madre me decía que no soltara su mano, que si me perdía en esa ciudad nunca más
me iban a encontrar.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Veía todos los
carros, los espectaculares, en lo que ahora sé era el viaducto, y pedía que el
taxi se diera prisa, que llegara pronto a nuestro destino, no me sentía seguro
en la calle, no me quería perder, que fea ciudad, no entiendo cómo pueden vivir
aquí, que miedo, pensaba…</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Todo salió bien y llegué a la central sano y salvo, encontré la taquilla de la línea que me dijeron debía tomar "Herradura de Plata" y esperé el abordaje. En este viaje no dormí, era mucha la expectativa, la ilusión, la incertidumbre.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Por la tarde del martes 13, mi día de buena suerte,
finalmente llegué a Morelia, hacía frío. Todavía me acordaba del vecindario, de la calle, del
color de la casa, del kínder, de la tienda de la esquina. Toqué el timbre, había
llegado a mi nueva casa, ya estaba con Lis y me encontré además con este bebé
hermoso, regordete, de 6 meses que me recibió con una sonrisa, amor a primera
vista.</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-12882522356814172102021-06-14T07:30:00.002-05:002021-06-14T07:30:00.223-05:00MUDANZA<div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;">Se llegó el fin de año y el momento de comunicarles
mi decisión a mis padres. A mi madre no le pareció, dijo que mi hermana estaba
recién casada y con un bebé, cómo iba yo a llegar a darles molestias. Como en
ocasiones anteriores yo ya iba con todo resuelto, con todo planeado, con todo
decidido, así que lo que me dijeran no me iba a hacer cambiar de opinión.
Tiempo después mi madre me confesó que no quería dejarme ir porque sabía que yo
sí ya no volvería; lo perceptivo lo heredé de ella, lo decidido lo heredé de
ella, todo lo bueno, y gran parte de lo malo, lo heredé de ella.</span></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><br /></span>Ahora que me iba tan lejos presentía que no iba a
poder volver de visita tan pronto, tenía que decidir qué llevarme y qué dejar.
Por fortuna ropa no tenía mucha, pero recuerdos, esos sí que abundaban. Empaqué
los trapos que más me gustaban, los casetes que no dejaba de escuchar y guardé
en cajas lo que no quería que me tiraran, sabía que al dejar la casa no iba a
pasar mucho tiempo para que se deshicieran de todo lo mío, así que me les adelanté
y decidí quemarlo.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /> Ese fue el final de todos esos cuadernos y libros
tapizados con “S”. Así terminó el cuaderno que utilicé de diario y que tenía escrita toda mi historia con él, desde el día en que lo conocí hasta el día en
que me fui a San Cristóbal con la idea de olvidarle; ese cuaderno en el que plasmaba al llegar a casa lo bien que me había ido con él, lo mamón que había
sido ese día, lo desconsolado que estaba al pensar que no teníamos futuro, ese
cuaderno lleno de vivencias, de sueños, de ilusiones borrosas por algunas,
varias, muchas lágrimas.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Durante los días que estuve ahí antes de partir me
costó mucho resistir la tentación de salir a buscarle, finalmente ya me había
despedido de él para siempre en aquella carta, si la había leído ya sabía que me iba, si no la había leído le quedaría la duda de qué había sido de mi, eso era más dramático que buscarlo otra vez. Aproveché esos días con Lu y con
Alejandro, para platicar, para despedirnos, para pasar el mayor tiempo posible
juntos, creyendo que así no los iba a extrañar tanto.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Esa navidad fue diferente, se sintió diferente,
nadie fue de visita, la pasamos mis papás, Lu y yo. Cocinamos la cena y después
de cenar Lu y yo nos quedamos viendo películas, hasta que nos venció el sueño.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Al iniciar el año Lu tuvo que volver a San
Cristóbal y yo tuve que ponerle fecha a mi viaje, lo había estado postergando; tenía sentimientos encontrados, quería irme pero era mucho lo que iba a dejar y eso por instantes me hacía dudar.
Despedirme de ella fue difícil y estuve a punto de arrepentirme, pero ya había
dicho que me iba, no iba a quedar ahora como un rajón, como un cobarde, esa no
era opción.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Ese lunes 12 de enero de 1998 a las 6:30 de la
tarde partí rumbo a Morelia, no quise que mis papás me llevaran a la terminal,
no iba a poder con la despedida.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Antes de subirme al autobús fui a la tienda de la terminal a
comprar una botella con agua, ahí me encontré a Octavio, a Octavio el rebelde,
a Octavio el expulsado de la prepa, a mi Octavio. Ya nos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>habíamos re-encontrado<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>anteriormente, el destino es grande y esa
ciudad muy chica (Que oso parafrasear a Arjona), me lo encontré como novio de
una de mis amigas de la otra prepa. De hecho en mi época de rebelde nos habíamos
ido de peda en bola con él y otros amigos suyos, hasta un 10 de mayo terminamos
llevándole serenata a las mamás, la mía incluida, de los que salimos esa noche de
borrachera. Mi madre, con su habitual ternura, en lugar de agradecerme, me reprochó el que anduviera de madrugada en la calle y llegara con aliento alcohólico.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Al irme a San Cristóbal le había perdido nuevamente
la pista y ahora me lo encontraba trabajando ahí. Me dijo que ya no andaba con mi
amiga, que hacía mucho no la veía, que terminaron peleados por sus reproches por su forma de beber, que también le quedaban pocos amigos, al parecer el vicio del alcohol era lo único que lo
seguía acompañando. Me dijo que a ver cuándo nos íbamos a echar unas chelas
para recordar viejos tiempos, le dije que yo estaba a punto de irme y no tenía
fecha de regreso. Me dijo “Que mal, yo todavía me acuerdo del CBTIS, mientras
apretaba mi hombro”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No entendí, no quise entender, no quise dudar. Nos despedimos con
un apretón de manos y un abrazo.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Ya en el autobús, llorando y reflexionando, le
reprochaba a la vida por ser tan injusta, por burlarse de mí, parecía que le encantaba restregarme
en la cara lo que no podía tener; si me hubiera encontrado antes a Octavio, quizá…, pero ya para qué pensar en eso. Ya iba en camino a mi nueva vida, ya
había hecho mi mudanza.</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-13955063030213244922021-06-11T07:30:00.001-05:002021-06-11T07:30:00.184-05:00AHÍ TE VES, YO ME VOY!<div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los meses pasaban y yo seguía sin encontrar trabajo, <span style="text-align: justify;">cómo
iba a encontrarlo si ya ni lo buscaba. La llegada de Lu no me había obligado a salir de mi letargo, de mi apatía, no había resultado como pensaba. Mis papas empezaron a preguntar cómo iba
en la escuela, cuánto me faltaba para terminar. Me dijeron que si no encontraba
trabajo pronto, me iba a regresar con ellos. El negocio iba bastante bien y yo
les podía ayudar, o bien trabajar de nuevo en la refaccionaria e ir a San
Cristóbal sólo a hacer los exámenes. Ahora que estaba Lu ahí yo ya no hacía
gran cosa en la casa; ella, que si tenía motivo para permanecer ahí, podía cuidar a mi sobrino.
Sabía que el engaño ya no iba</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">a durar mucho.</span></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><br /></span>Pasé noches pensando qué hacer, buscando una
solución. En ese tiempo conocí el insomnio, a veces no dormía nada, o me
quedaba dormido a la seis de la mañana cuando empezaba a salir el sol. Con todo
y que ya había pasado mucho tiempo yo aún no me sentía bien, seguía pensando demasiado en lo
que había dejado, temía que al no estar lo suficientemente alejado de casa, tarde
o temprano me iba a rendir y me iba a terminar regresando. Por las
noches, insomne, pensaba que al día siguiente iba a cambiar, me iba a levantar e iba a
salir a buscar trabajo, iba a dejar la pereza, la desidia, iba a poner manos a
la obra. Al despertar, todo se me había olvidado y no hacía nada de nuevo.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />No sabía bien lo que quería, pero sabía que lo que tenía
ahí no era. Un día iba en el transporte cuando vi a un señor subirse con una
niña, por lo que escuché era su sobrina e iban tan contentos a dar la vuelta al
centro. Me acorde de mis sobrinas de Morelia, recordé lo divertido que era
cuando iban de visita en nuestra niñez. Recordé todas las expectativas que
tenía cuando me fui a San Cristóbal, todos los planes que hice cuando decidí
empezar con lo de la prepa abierta y a buscar trabajo. Ya me imaginaba trabajando,
yendo los fines de semana a visitar a mis papás, divirtiéndome con mi sobrino,
que era el único que tenía cerca, llevándolo al parque, al centro a dar la
vuelta.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /> La relación con mi sobrio no era la ideal, me había
empeñado tanto en que me viera como una figura de autoridad, me había esforzado
tanto en que me respetara y me obedeciera que había olvidado que mi papel era el de tío, no de papá. A
base de gritos y castigos había conseguido que mejorara su comportamiento y
aprovechamiento en la escuela, el precio era que ahora me veía no como tío, sino como tirano. Con Lu la cosa era diferente, con ella todo era risas, diversión, a
ella la abrazaba, con ella era cariñoso, con ella veía películas, a mí me temía. Pensé que quizá y hasta estarían mejor sin mí.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Por esas fechas me entere que mi hermana mayor, la
que también vivía en Morelia, se mudaría con su familia a otro estado. Lis se
quedaría con su esposo y su bebé recién nacido en la casa de mi hermana mayor, no
les cobrarían renta. Esa era mi oportunidad. </span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Cuando Lu volvió, o la obligaron a
volver, contó de una escuela en Morelia que era una especia de internado donde
había casas para que los estudiantes vivieran. En ese tiempo el romance con
Sergio apenas empezaba, la ilusión estaba en su apogeo, en ese tiempo yo no quería irme, ahora ésta parecía ser la solución. Antes de cualquier cosa le dije a Lu que quería irme a Morelia, al
haberle insistido tanto en que se fuera conmigo a San Cristóbal me sentía mal por
ahora decirle que me quería ir, que iba a dejarla sola otra vez. Supongo que se puso triste pero, orgullosa como ha
sido siempre, no me dijo no me fuera.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Una tarde le hablé por teléfono a Lis. Le dije que
ya no quería estar ahí que quería irme con ella. Como tenía que ser convincente
le conté que tenía meses buscando trabajo y no encontraba, que quería ver lo de
la escuela esa que era como internado, hasta le platiqué que ya en ocasiones me
había pasado por la cabeza la idea de desaparecer, de irme para siempre, pero
del mundo. Me dijo que tenía que consultarlo con su marido, que le llamara en
una semana. Qué tiene que consultar con el marido, ni que la casa fuera suya,
pensé.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />A la semana siguiente le llamé. Me dijo que sí. Que
me podían dar techo, pero que en cuanto llegara iba a tener que buscar trabajo
porque su situación no era tan buena como para mantenerme.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Después del si no escuché nada más, no me interesó nada más. Finalmente me
iba a ir a Morelia, al fin podía decirle a Chiapas, y a todos sus habitantes: Ahí te ves!, yo me voy.</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-14347004869630198822021-06-10T07:30:00.001-05:002021-06-10T07:30:00.186-05:00DEMONIO GUARDIAN<div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;">Con la llegada de Lu las cosas mejoraron un poco,
al menos estaba acompañado y ya compartía con ella la responsabilidad de cuidar
al sobrino y hacerme cargo de la casa. Lola cada vez prolongaba más sus viajes,
a veces pasaban hasta tres semanas sin dar señales de vida. Lo malo es que el
gasto nos lo dejaba para una, teníamos que hacer malabares con el dinero y si
no hubiera sido por la vecina, la mamá de los amigos de mi sobrino, nos habríamos
muerto de hambre (si, exagero). Siempre nos llevaba algo de comer o nos
prestaba para pasar la semana.</span></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;"><br /></span>Con el tiempo ambos estábamos frustrados y desesperados.
Era evidente que Lu extrañaba a Alejandro, aunque fue en algunas ocasiones a
visitarla, me daba cuenta cuando él se iba que la distancia la ponía mal. Para
colmo en la prepa le había tocado el turno de la tarde, se iba como a las dos y regresaba casi a las diez. El cambio de escuela también le había afectado, notaba
que extrañaba a sus compañeros. El clima tampoco le estaba sentando bien, acostumbrada
al calor, el frío y la humedad de San Cristóbal la enfermaban. Los fines de
semana se levantaba muy tarde, la veía decaída, desanimada.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br />Un día le propuse una maldad. Encontramos entre las
cosas de mi hermana un billete de cien dólares. Cansados de que nos dejara
semanas sin dinero, le sugerí que lo tomáramos y lo cambiáramos. Ella no iba a
notar la ausencia del billete, y si lo notaba pensaría que lo había tomado mi
sobrino creyendo que era un billete de juguete. Además ya se tenía el
antecedente de que mi sobrio le había tomado dinero, la vecina le había dicho a
mi hermana en una ocasión que mi sobrino traía mucho dinero y les estaba
comprando golosinas a sus hijos. Esa ocasión no pude evitar pensar, mientras
regañaban a mi sobrino, que aquello era hereditario.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /> En la primaria yo había hecho lo mismo, en una
ocasión le tomé dinero a mi mamá de su cartera y mientras volvía a casa de la
escuela, dejé caer el billete para recogerlo de inmediato frente a mis amigos
como si me lo acabara de encontrar, necesitaba testigos. Me la creyeron una
vez, no las siguientes. Mi madre, imagino que ya cansada de mi reincidencia, en una ocasión mandó a Lu
a buscarme a la escuela, antes del recreo y que pudiera gastarme el dinero; <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>me dijo que mi madre la había enviado para que
le regresara lo que le había agarrado. Haciéndome el loco y el ofendido le dije
que yo no había tomado nada, pero ante la amenaza de que iban a hablar con mi
maestro y con el grupo para decirles que tuvieran cuidado conmigo porque era un
ratero, tuve que devolver la moneda de 500 pesos que había sacado de su
cartera. Esa amenaza, con su respectiva golpiza, hicieron que me abstuviera de volver a tomar algo que no era mío, al
menos hasta mucho tiempo después. Me costó convencerla, pero al final Lu aceptó
mi propuesta y tomamos el billete.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /> Ese sábado fuimos a la casa de cambio, con el temor
de sabernos descubiertos, sabiendo que estábamos haciendo algo mal, que
estábamos pecando, fui yo el designado a hacer el cambio, finalmente había sido
mi idea. Nos dieron, aun lo recuerdo, casi 800 pesos, un dineral. Saliendo
fuimos al súper a surtir la despensa, compramos para varios meses y todavía sobró.
Con el sobrante ella se compró unas botas y yo una chamarra de mezclilla, algo
que ambos siempre habíamos querido.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /> Cuando mi hermana volvió no hubo consecuencias,
esperábamos que lo descubriera, que nos interrogara, me daba miedo que Lu se rompiera y terminara confesando todo al ver a mi sobrino castigado, no pasó. Tiempo
después Lola nos platicó del billete de 100 dólares que tenía entre sus cosas y
que mi sobrino perdió al haberlo tomado para jugar. Resulta que al único que le
pregunto fue a mi sobrino y él le dijo que si lo había tomado. Hacia tantas
travesuras que supongo ya no recordaba cuáles había hecho y cuáles no, o
cansado de que no le creyeran se había ahorrado el decir la verdad y pasó
directo a aceptar su culpa, aunque esta él no la tuviera.</span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><br /></span></div><div style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Como fuera de ésta también me había salvado mi ángel guardián, para entonces ya se vislumbraba que a mi en ves de ángel me había tocado demonio, demonio guardián.</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20345250.post-76992358185364143702021-06-09T07:30:00.001-05:002021-06-09T07:30:00.516-05:00CANSADO DE ESTAR DESESPERADO<p><span style="font-family: arial;"><span style="text-align: justify;">El tiempo pasaba y yo me acoplaba a mi nueva vida,
ya tenía mi rutina. Me levantaba a las 7 a darle de desayunar a mi sobrino y a
llevarlo a la escuela. Para el segundo grado mi hermana lo cambió de escuela,
ahora estaría en la misma escuela donde iban los vecinos, sus mejores amigos. Nos
empezamos a turnar con la vecina, la mamá de los niños, uno de nosotros los
llevaba y otro los recogía. Al medio día hacía de comer, después de ver las caricaturas o alguna telenovela repetida en TV Azteca. En la tarde, después de
comer, </span><s style="text-align: justify;">obligaba</s><span style="text-align: justify;"> ayudaba a mi sobrino a hacer la tarea, después lo dejaba
salir a jugar un rato, se metía a bañar, le daba de cenar y se dormía. Yo me
quedaba viendo películas hasta tarde o escuchando música en mi walkman.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Un día cuando iba del mercado pase por un puesto de
periódicos y vi una revista de esas que compraba antes, tomé del gasto y me la
compre. Ya no me interesaba tanto las fotos de los tipos desnudos como los
anuncios de contactos, esa revista era reciente y traía más anuncios. Elegí los
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que me parecieron interesantes y volví a
escribirme con extraños. Prefería los que vivieran lejos, esperando que con el
tiempo alguno me dijera que me fuera a vivir con él. El interés no pasaba de la
segunda o tercer carta, o hasta que ellos mandaban foto y yo me negaba a enviar
la mía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Con las que me escribía con frecuencia era con mis
amigas de la prepa, quienes me contaban lo mal que iban las cosas, lo mucho que
me extrañaban, la falta que les hacía pues con mi partida el grupo se separó y
ya no había quien los liderara por el mal camino. También me escribía con Lis, mi hermana de
Morelia. Cuando estuvieron mis papás allá se había casado y en unos meses sería
madre, después de mucho intentos. La noticia me llenó de gusto pero también un
poco de celos, siempre la había visto como mi segunda madre, y ahora ella
tendría un hijo real que me reemplazaría. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Con Lu, la hermana que había dejado en casa, las
cosas empezaron a ir mal también. La directora de la prepa, hermana de Alejandro, y la
subdirectora, aun esposa de Alejandro, le estaban haciendo la vida imposible.
La escuela entera se había enterado de su relación y la veían como la otra,
como la roba maridos, como la rompe hogares. Mis padres ya también se habían
enterado de que en aquella ocasión mi hermano no mentía, si era cierto eso de
que los habían visto románticos en un parque. La armonía en mi casa se rompió,
los papales de nuevo se invertían, ella volvía a hacer la oveja negra y yo el
buen ejemplo, el bien portado, el que nunca se rinde y sigue luchando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Le dije a Lu que se fuera a san Cristóbal conmigo,
me dijo que no quería que le pasara lo mismo que a mí en la escuela, que no se
pudiera hacer el cambio y perdiera un año. Le aseguré que eso no pasaría,
incapaz de confesarle la razón por la cual estaba yo tan seguro, incapaz de
decirle que fui yo el que dejó de ir a la escuela, incapaz de aceptarme frente
a ella como lo que era, un fraude. Total que la convencí, para el próximo
semestre se iba a ir conmigo. Al menos ya no estaría solo, al menos ya tendría
con quien hablar. Esperaba que con su llegada las cosas cambiaran, que me
asentara, que su presencia fuera un aliciente que me obligara a volver a buscar trabajo,
para retomar lo de la prepa abierta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Fui muy egoísta pero ya no sabía qué hacer, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>necesitaba aferrarme a algo o alguien, ya
estaba cansado de que las cosas cambiaban y yo seguía sintiéndome igual, sin
rumbo, sin motivo. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Estaba ya muy desesperado, y estaba ya cansado de estar
desesperado.</span><o:p></o:p></p>Carloshttp://www.blogger.com/profile/12572702753345704447noreply@blogger.com0