miércoles, enero 30, 2008

Life is so fucking hard...sometimes.

Ya sé que hay muchos que están más jodidos que yo, ya sé que hay muchos que no tienen un techo, un pan que llevarse a la boca, un trabajo; ya sé que hay mucha gente que está sola en la vida porque no tiene nada y a nadie en el mundo y no porque, como es mi caso, las circunstancias los obligaron a irse a vivir lejos de su familia, amigos y seres queridos, y sé que esas personas darían todo lo que tienen por cambiarme el lugar, (aunque no podrían porque no tienen nada para cambiar…) Todo eso ya lo sé, y me lo he repetido una y otra y otra y otra y otra vez, y después otra y otra vez, pero eso no me consuela y no me quita la idea de que, en ocasiones, la vida es jodidamente dura.

Quizá esto se deba a que soy muy extremista, muy sensible, muy intenso, muy pesimista o también, por que no decirlo, un “drama queen”. El caso es que estos días pasados han sido maravillosos, pero ahora, en este momento, me siento como chinche fumigada, como una apestosa, desagradable, indefensa y moribunda chinche fumigada.


El jueves el PP y yo nos encontramos en Morelia porque fuimos a entregar las invitaciones de la boda de su amiga. Me gustó mucho estar allá, aunque haya sido un solo día, cuando caminamos por el centro me di cuenta lo mucho que me gustaba vivir allá y todo lo que crecí, aprendí y llegué a disfrutar de esa ciudad en los casi diez años que viví ahí. Aquí entre nos me gustaría regresar, quizá por eso compré la casa allá, para tener algún pretexto físico que me hiciera regresar, y espero que algún día se de la oportunidad de volver.

El viernes temprano nos regresamos a su casa y me pasé el fin de semana allá. El domingo me llamó la menor de mis hermanas, es mayor que yo pero siempre la he visto como mi hermanita por lo desubicada que estaba aunque últimamente los papeles se han invertido y el desubicado soy yo, estuve en el chisme con ella más de una hora, me contó los chismes de la familia, los suyos y yo le compartí mis emociones y esas cosas que sólo nos contamos entre nosotros y no le decimos a nadie más, creo que ni siquiera a los respectivos novios. Me hizo mucho bien hablar con ella y me volvió a nacer esa sensación de que desearía estar más cerca para vernos más seguido.

El lunes no me regresé a León pues el martes el PP y yo nos venimos juntos para acá. Llegamos ayer como al medio día y en la tarde dimos un paseo por la ciudad y después nos fuimos a la feria hasta la noche que nos regresamos a la casa. Hoy anduvimos recorriendo las plazas y viendo zapatos, y haciendo esas cosas simples que juntos saben diferentes.

Ahorita lo acabo de acompañar a la central y quise pasar al ciber a desahogarme por que si no saco lo que siento un día de estos me va a explotar el pecho, la cabeza, el hígado, el estómago o el cerebro.

Estoy tan feliz de que haya venido a visitarme pero estoy tan triste porque él se regreso y yo tuve que quedarme aquí, me habría gustado irme con él, sé que el viernes nos veremos en su casa pero también sé que el lunes me tendré que regresar. Sé que no es normal y no está bien que lo extrañe tanto, que me haga tanta falta, que me de miedo mi soledad, y también sé que llegará el día en que me tendré que acostumbrar, no me va a quedar de otra, pero mientras tanto, me temo que me seguiré sintiendo como chinche fumigada cada vez que nos despedimos y seguiré pensando que la vida es jodidamente dura, en ocasiones.

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