viernes, abril 13, 2007

I am a believer.


Ayer al fin vi el capítulo final de “Sex and the city”, y no me pudo encantar más! Lo confieso: se me salieron las de cocodrilo; puede parecer ridículo pero me pasó lo mismo cuando se acabó “Friends”, también cuando se acabó “Dawson’s Creek” y eso que sus últimas temporadas fueron un asco, pero el que al final el gañan se haya quedado con la protagonista y se la haya bajado al ñoño del Dawson me dio mucho gusto.

Pero a lo que iba, como estaba diciendo el final me encantó, es cierto que fue un poco telenovelesco y hasta cierto punto predecible, pero para eso están esas cosas, que no? digo para cosas crudas ya tenemos a la realidad, para soñar están las películas, series, telenovelas y demás.

Claro que me sorprendió que me conmoviera hasta las lagrimas el que la protagonista al final es rescatada por el príncipe, quien la regresa a su castillo hecho con cajas de zapatos y que la vida de todos se arreglase 10 minutos antes de terminar la serie y todo fuese dicha y felicidad; y si me sorprendió es porque estoy en una etapa en la que ya no compro esas cosas, en la que sé por experiencia propia que la vida real no es así, que en la vida real no todo es dicha y felicidad, que en la vida real no hay príncipes azules, arrepentidos que se dan cuenta de sus errores y regresan pidiendo perdón.

Sin embargo me di cuenta de una cosa, de que soy un creyente, de que creo en el amor, de que creo en un final feliz, de que soy un creyente del romance, de la felicidad. Es cierto que la vida real no es así, es cierto que es muy probable que esas cosas nunca pasen, pero si pierdo esa ilusión, si pierdo esa esperanza, qué me queda? Nada, no me queda nada, y uno no puede vivir así de vacío, como diría Shakira “No se puede vivir con tanto veneno”, al menos yo no puedo.

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