miércoles, diciembre 13, 2006

Arbol familiar.

Ahora resulta que buena parte de mi comportamiento y de mi, creo que es hora de reconocerlo, represión se debe a mi “entorno familiar” y yo que creía que si una familia se dispersaba, como es mi caso, ya no contaba como tal, ni influía el comportamiento de los unos en los otros, y resulta que si, que por más que hice para escaparme y salirme de mi casa, esté en donde está y vaya donde vaya, los años que viví en casa bajo el “cobijo” de mis padres han dejado una huella imborrable en mi, y lo que hagan mis hermanos me termina afectando de una u otra forma.

Pensando en esto me puse a hacer un recuento de mi querida y numerosa familia y esto fue lo que resultó, empezaré con mis padres.

Mi padre un señor de campo que nunca expresa lo que siente, que nunca se queja, que nunca dice si está molesto o está feliz, que nunca dice que algo le duele hasta que le impide cumplir con su labor de proveedor del hogar; porque a él le enseñaron que las emociones no se comparten, que si les dices a tus hijos que los quieres se vuelven jotos (si, como no). Irónicamente no es un macho, cero que ver, le gustan las telenovelas, lava los trastes, lava su ropa, hace las compras, limpia la casa y no le gusta el fútbol. No tiene mucha iniciativa pero está acostumbrado al trabajo duro y pesado, eso si, siempre necesita una guía, alguien que le diga que hacer.

Mi madre, la típica madre mexicana sobreprotectora que tira la piedra y esconde la mano, me refiero a que siempre era ella la causante de que mi padre me regañara, y siempre era ella la que me consolaba después que eso pasaba, sin embargo, y aún sabiendo que era ella la culpable, sabía hacer tan bien su papel que nunca podría culparla tan fácil como alguna vez llegué a culpar a mi padre.
Debo de reconocer que la admiro, pues la familia salió adelante gracias a ella, porque cuando las cosas se pusieron difíciles fue ella quien decidió que hacer, y porque por mucho que le doliera, supo desprenderse de nosotros, sus hijos, para que tuviéramos un mejor futuro, quizá es por eso que nunca podría reprocharle nada, porque admiro su fuerza de voluntad y su carácter, cosa que me enorgullece decir heredé de ella; sé que si ella hubiera nacido en otra época hubiera sido una brillante profesionista, sin embargo su trabajo de madre también lo hizo excelente, de acuerdo con su entender y sus capacidades, que nosotros nos hayamos “desviado” en el camino es diferente. Tampoco es de las que dicen que te quieren, pero tratan de expresarlo con sus actos lo mejor que pueden.

Continuará…

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